Tanabata Capitulo 3/3

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*LEER LA NOTA FINAL*

Luego de que Osamu se calmara emprendieron su camino, Suna iba hablando con él de cualquier tema que se le ocurria solo con el propósito de distraerlo.
Una vez que llegaron al centro comercial se dieron cuenta que aún era bastante temprano y el pelinegro sugirió hacer otras cosas antes de comprar el vestuario, una comida, un paseo y un par de horas en el arcade. Cerca de las 20:00 p.m por fin entraron a la enorme tienda donde venden la ropa tradicional y como era de esperarse debido a la fecha estaba llena, muy llena para su gusto y sabían que tardarían.

No me gusta la forma, no me gusta el diseño, no me queda, este no me va bien, muy colorido, muy manimalista, muy ostentoso.
Nada, nada de lo que se probará le gustaba, ya llevaban hora y media y todavía no conseguían un vestuario adecuado. ¿Por qué era tan difícil? Bueno esa pregunta es fácil, no tiene ánimos para escoger y al mismo tiempo tiene tantos deseos de encontrar algo espectacular para lucir junto a su amigo. En fin, cosas raras de personas raras. Cuando dieron las 10:00 p.m por fin encontraron algo que les agradará a los dos, tuvieron que combinar varias cosas pero quedó excelente, era mitad yukata y mitad kimono en todos grises azulados y blancos grisáceos, muy mono para el peligris. Acentuaba sus curvas y al mismo tiempo resaltaba el porte varonil, las empleadas que los ayudaron se quedaron sonrojados y cuando salio del vestidor jura sentir las miradas de todos los que estaban en la tienda, además de haber escuchado claramente como 5 personas a su alrededor dijeron "ése", se sintió incómodamente alagado, pero acepto y se lo llevó. Saliendo de camino a casa compraron unos ricos bollos de diferentes sabores, unos vasos de café y también ramen para preparar. Debido a la hora, Suna tendría que quedarse en casa de los Miya, Osamu por su parte se sentía mal por hacerle eso a su amigo, primero tuvo que soportar el momento incómodo entre los gemelos, tuvo que consolar a su amigo llorón, pasar toda una tarde de allá para acá cuando no le gustan las multitudes o ajetreos y para terminar soporto dos horas de incontables "no". No sabía cómo agradecerle cada detalle que le brindaba, y jura que nunca encontrará la respuesta.

Las llaves dieron aviso que habían llegado, el tiempo que estuvieron afuera de fueron perfectos para ordenar sus sentimientos, viviría con ellos, no quería deshacerse de ellos, pero en cuanto su hermano y su amigo confirmarán su relación entonces lucharía contra si mismo para seguir adelante. Salió del cuarto con calma y bajo las escaleras, vio a los chicos cansados, platicando sobre todo lo que pasaron en su día, eran casi todas quejas pero fue divertido ver a su hermano cómodo, feliz y sonriendo ante los hechos.

— Lo siento. — se inclino frente ellos. — Perdóname Suna por el momento incómodo que seguro pasaste y Samu, perdón por...bueno ya sabes.—

Los amigos se miraron entre si y hablaron con la mirada.

— No te preocupes, ya es normal verlos pelear. — Suna hablo con todo indiferente, tratando de no darle importancia. — Pero ten cuidado con lo que le dices a mi chico, no lo hagas llorar. —

" Mi chico" eso, eso le había dolido más de lo que quisiera, pero era algo a lo que debía acostumbrarse. Antes de levantar la cabeza sintió unas manos tomar su rostro y hacerlo por el, por supuesto que era osamu él era más sensible entre los dos y aunque no lo demostraba del todo, era quien más sufria durante sus peleas.

— Ven. — de su rostro a sus manos, entrelazó sus dedos y camino hacia las escaleras con la intención de ir a su habitación. — Suna, por favor termina de preparar la cena ya vuelvo. — El nombrado asintió y vio a los gemelos perderse por los escalones.

El corto camino que recorrieron fue silencioso, mientras Atsumu no tenía que decir Osamu pensaba como decirlo. Al entrar a la habitación Atsumu quedó sentado en la cama mientras el otro se aseguraba de cerrar la puerta para que no los interrumpieran. Tenía la mirada en el suelo, contemplando la alfombra de la habitación, entre su campo de vista aparecieron frente a él unas piernas que claramente era de Osamu y el relajante sonido de su respiración le avisaban que estaba pensando que decir.

Relación poco ConvencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora