Gerente

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-Quiero matarla, quiero cortarla en pedazos y tirarlos al río, quiero-...

-Annie, no le desees mal a las personas. -Armin me pasó la carpeta con el informe de las acciones perdidas en el mes actual.

-¿Y tú no? -Pregunté tomando la carpeta mirándolo de malas.

-Bueno...

-No te hagas el bueno que no tienes pensamientos asesinos, te conozco desde hace tres años Arlert, dime la verdad ¿No querías tirarla por la ventana de la oficina por tratarnos como nos trató? -Dije rápidamente dejando la carpeta encima de le mesa con énfasis y poner ambas manos en el escritorio del rubio.

-Ann, debes entenderla, ella está a cargo de las inversiones de la empresa, si esas inversiones no producen o se pierden, fácil... Perdemos el trabajo. -Dijo con calma reposando sus codos en la mesa mientras que una de sus manos se posaba encima de la mía dándole pequeñas caricias, delineando el anillo de compromiso que tenía puesto.

Lo miré fijamente luego de sus palabras, Armin siempre era muy objetivo para el trabajo, no le importaba que lo que tuviera que hacer o soportar de los rangos más arriba en la gerencia, siempre terminaba callándole la boca a los demás con sus proyectos, toma de decisiones y proactividad.

Tal vez hoy hubo un regaño por parte de nuestra directora de gerencia, pero mañana mi rubio iba a brillar, por algo estaba tan calmado luego de la reunión que habíamos tenido.

Moví mi mano para enlazar mis dedos con los dedos contrarios con suavidad. Me incliné un poco en el escritorio para acercarme.

-Bueno entonces... ¿Podría yo tirarla por la ventana y renunciar?

Armin sonrió con gracia apretando mi mano, acercó la silla con ruedas al escritorio para estar más cerca y así dejar un pequeño beso en mi contra palma.

-A veces me pregunto como es que terminaste en una empresa de inversiones.

-Y a veces me pregunto como terminé comprometida contigo.

-Ya, eso lo sabes, pero en mi caso, siento que odias trabajar acá.

-A veces.

-Si, a veces...

Me incliné más para poder robarle un pequeño beso de sus labios, muy rápido. En la oficina tratábamos de no tener contacto alguno, pero aprovechábamos que teníamos "oficinas" con algo más de privacidad para darnos una muestra de cariño.

-Annie...-Dijo Armin mirándome como si estuviera regañándome por lo que acababa de hacer.

Si, claro, como si no le gustara.

-Ya, entonces, me voy, no me quieres apoyar en mi plan de arruí-... -Expresé al tiempo que iba a soltar su mano, pero él fue más rápido y tiró de mí hasta que yo estuviera cerca, casi apoyando el torso en el escritorio mientras que con su mano libre me tomó de la nuca con suavidad para terminar de acercarse y unir nuestros labios en un beso bastante comprometedor, sintiendo como nuestras lenguas se unían en pequeñas caricias.

Suspiré contra sus labios. Cada vez que Armin me besaba, era como estar probando un pedacito de algodón de azúcar.

Y lo hacía jodidamente bien.

Nos separamos con lentitud, nuestros ojos se encontraron al segundo.

-Si quieres, luego que nos casemos, renuncia, no tendré problemas en mantenerte, aunque sé perfectamente que no te quedarías en casa -Dijo con gracia deslizando su mano por mi cabello suelto para acomodarlo detrás de mi oreja.- No te mates la psiquis con el regaño de hoy, mañana nos irá mejor, somos un equipo ¿No, Leonhart? -Preguntó al final con una sonrisa amplia.

Yo me quedé prendida a su sonrisa.

A sus ojos.

A su determinación.

Qué afortunada era.

-Lo que diga, gerente Arlert. -Comenté con una pequeña sonrisa antes de separarme, saltar su mano y tomar la carpeta de la mesa para retirarme a mi puesto de trabajo.

Nuestros ojos se siguieron mirando hasta que me di vuelta para emprender camino y justo venía nuestra jefa con unos papeles en la mano. Me saludó antes de acercarse al escritorio de Armin.

-Señorita Leonhart, espero su informe.

-Claro, en cinco minutos se lo envío por el soporte. -Comenté pasando a su lado.

-Que sea en dos minutos, gracias. -Avanzó hasta el puesto del rubio y comenzó a mostrarle los papeles que traía.

Armin la recibió con una sonrisa educada, hacía como que la escuchaba pero me miraba de reojo, mientras yo por detrás ponía mi mejor cara de culo, hacia la mímica de asfixiarla y mirar a mi prometido que trataba de no reír por lo que estaba haciendo. Al terminar le tiré un beso por el aire por mero juego.

-Señorita Leonhart. -Comentó nuestra jefa al darse cuenta que aún seguía cerca.

-Me queda un minuto, lo sé, lo sé. -Antes de retirarme, cuando la demonio anotaba algo en la hoja, Armin me miró y con los labios me lanzó un beso al aire.

Vaya gerente.

Historias Únicas [AruAnnie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora