Luces

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-¿Qué estás colgando en la ventana? -Dijo Annie llegando del baño luego de haberse secado el cabello.

-Son luces a batería, tipo "espanta cucos" -La miré por encima de mi hombro antes de seguir colgando cada una de las luces con forma esférica. No eran grandes, pero en la tienda se podía ver que serviría para tener un ambiente relajante en la habitación.

El silencio reino unos segundos hasta que escuché como las pantuflas de Annie eran dejadas en el suelo y las mantas de la cama se movían junto con aquella rubia que se recostaba en su lado de la cama.

-Creo que estás pasando mucho tiempo en Pinterest, mi chico aesthetic -Bromeó desde la cama.

-Ya verás que será una buena idea y luego me lo agradecerás. Dale una semana. -Comenté antes de terminar de acomodarlas y encenderlas.

Era un espectáculo impresionante, era casi tener-...

-...estrellas dentro de la habitación.

Me giré tras escucharla. Estaba recostada de lado abrazando mi almohada mirando las luces fijamente.

-¿Verdad? Veamos como funcionan hoy, si no te gustan, las cambio de lugar, tal vez en la terraza funcionan mejor.

Caminé por nuestra habitación y apagué la luz central. La habitación estaba alumbrada por aquellas luces, eran tenues, daban la bienvenida a descansar luego de muchas horas de trabajo y evitar el uso de teléfono.

Caminé hasta la cama para recostarme, sin embargo, Annie aun tenía mi almohada entre sus brazos. La miré con una sonrisa totalmente encantado por la imagen, estaba casi hipnotizada y sus celestes ojos se iban cerrando poco a poco.

-¿Cambiamos de almohada? -Pregunté acomodándome en mi lugar y tapándonos.

Ella asintió, me entregó la almohada para que pudiera ocuparla y estar más cómodo; abrí mis brazos y ella inmediatamente apoyó su cabeza en mi pecho, una de sus piernas se metió entre las mías y yo la acurruqué entre mis brazos.

-Buenas noches, Ann-...

Sus ojos ya estaban cerrados, su cuerpo tibio relajado y claramente estaba descansando.





- o -





-Buenos días -El aroma a tostadas y café era lo que se sentía en el departamento a las 6:40 de la mañana.

-Buenos días, desayuno, nada de irse sin comer -Dijo Annie mientras servía el agua en ambas tazas.

Ambos entrabamos a las 8:00 am a trabajar y día por medio nos turnábamos para servir el desayuno al otro. Una rutina hogareña, pero muy reconfortante más siendo que llevábamos tantos años juntos.

-Si madre -Comenté con gracias sentándome en el lugar que yo solía ocupar.

-Gracioso, a tu madre no le harías las cosas que a mi me-...

-Está muy bueno el café de Kenia, amor, muy rico, excelente compra. -La interrumpí enseguida antes que siguiera.

Obvio que no le haría esas cosas a mi madre.





- o -





Una semana después...


-Ese es mi lugar -Mencioné al entrar a la habitación tras terminar de ordenar las loncheras para mañana.

-Es nuestra cama, podemos cambiar.

Ahí estaba, sin falta, a las 22:30 pm Annie ya estaba en cama, en pijama, abrazando mi almohada y mirando las luces que había colocado hace una semana en la ventana.

Sin remedio caminé hasta la cama luego de apagar las luces y así, recostarme detrás de ella. La abracé por la cintura acurrucándome contra ella sintiendo el aroma tan bueno a jazmín de su cabello.

Mi Ann dejó la almohada un poco para tomar mi mano y enlazarla con la mía.

Un beso en su hombro, otro en su cuello y un "te amo mucho" fueron los mimos que recibió antes de girarse un poco para decirme "Yo más", un beso en mis labios y volver a mirar las luces.

¿Por qué había comprado las luces?

No, no fue de adorno, fue por Annie.

Llevaba más de un mes con insomnio, despertaba tres veces en la noche y la preocupación del trabajo la tenía casada. Estaba apunto de tomar una licencia por estrés y de seguro lo iba hacer, pero quería darle un descanso indirecto mientras se decidía o trataba de convencerla que bajara las revoluciones y tomara la vida con más tranquilidad.

Las luces le daban esa sensación de calma. Llevaba una semana de mejor humor, dormía de corrido y la vez que se despertó a mitad de la noche se abrazó a mí, me acurrucó contra su pecho y peinó mi cabello unos segundos antes de volver a quedarse dormida.

Su personalidad era algo que me encantaba, podría ser seria y súper objetiva para las cosas, pero cuando estábamos solos dejaba libre su parte más sensible y afectiva ¿Y yo? Encantado de recibir todo ese amor.

Ahora tendría que tener las baterías de reserva, ya que toda la noche pasaban prendidas y podría decir que hasta para mí habían sido la mejor compra del mes.

Historias Únicas [AruAnnie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora