Ojitos lindos

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Viernes por la noche, mi turno terminaba ahora en el cambio de personal. La fuente de soda estaba llena de universitarios haciendo una previa para irse de fiesta luego de una exhausta semana. Lo digo por experiencia propia.

Estudiar y trabajar al mismo tiempo se estaba volviendo muy complicado, pero era la única manera de seguir.

El trabajo en la fuente de soda no era malo, tenía flexibilidad en el horario y me alcanzaba hasta para ahorrar un poco, no hacia mucho, pero tenía fe que aquello me iba a dejar dinero para la gasolina del auto.

-Acá está su orden. -Dije lo más formal posible dejando la orden de comida y bebidas en la mesa grupal de una esquina.

-¡Armin! ¡Mesa nueve! -La voz de Sasha al otro lado de la ventanilla de entregas.

-Permiso. -Dije nuevamente a los chicos que ya no me estaban escuchando porque estaban más preocupados de repartirse la comida.

La música comenzó a sonar fuerte en el lugar. Como viernes por la noche que era.

A Sasha le gustaba poner música reciente en el local, por lo que aquella canción se volvía a repartir una y otra vez desde que había comenzado mi turno a las una de la tarde.

Caminé rápidamente hasta la ventanilla para poder tomar la orden que debía ir a dejar a la mesa nueve. Miré de reojo la hora, eran casi las nueve de la noche, solo me quedan quince minutos para marcar e irme a casa.

Puse en la bandeja un café y unas donas de chocolate y glaseado. Giré un poco mi rostro para ver a la persona de la mesa nueve. Una cabellera rubia y unos ojos tan claros como el cielo me miraban expectante por su pedido.

Sonreí a gusto al verla ahí.

Tomé mi libreta para escribir unas cuantas líneas para luego tomar la bandeja y caminar hasta la mesa.

Tenía sus piernas cruzadas, sus pantalones negros hacían contraste con su sudadera celeste bebé. Su labial anaranjado y flequillo que últimamente se había preocupado de cortar enmarcaban sus bellas facciones.

-Su orden, disculpa la demora. -Comenté dejando el café frente a ella y la pequeña bandeja con las donas, dejando la nota a un lado.

-No te preocupes, es solo una pequeña merienda, gracias. -Dijo tomando la dona de chocolate para darle una pequeña mordida, sin dejar de mirarme.

-Disfruta la comida, cualquier cosa, estaré por unos quince minutos más por acá. -Agregué antes de darme vuelta, sonriéndole suavemente.-

Me moví hasta el otro lado del mesón para comenzar a ordenar mis pertenencias antes de ir a quitarme el uniforme. Miré como la rubia tomaba la nota y como le daba otra mordida a su dona.

"Pensé que habíamos quedado en que yo te pasaba a buscar a casa. Tengo el auto en el estacionamiento. Solo quince y seré todo tuyo."

Mientras tarareaba la misma canción que había comenzado a sonar hace unos momentos, comencé a alistarme.





- o -



Sus labios se acariciaban con los míos al tiempo que sus manos se perdían en mi cabello. Mis manos estaban en su cintura, pero poco a poco rodeé su fina cintura entre mis brazos.

-Hey -Susurré entre el beso que seguía desde que nos subimos al auto.

Annie se separó un poco para mirarme totalmente centrada en lo que estábamos haciendo.

Historias Únicas [AruAnnie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora