III

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Con una sonrisa malévola, él levanto su brazo derecho el cual tenía agarrado firmemente su cinturón de cuero y estrellándolo en una de mis nalguitas hizo que gritara a todo pulmón en la cafetería vacía. Harry se acerco a mí y agarrándome del pelo me levanto u poco y susurrándome en mi oreja me dijo:

-Cuenta Dulce, si no lo haces los golpes se duplicaran ¿Entendido?-, a media voz le respondí:

-Uno-, y sintiendo su sonrisa en mi lóbulo me respondió:

-Así me gusta-, soltó mi cabello provocando que me diera un golpe en mi mejilla contra la mesa, al separase de mí nuevamente levanto su brazo y pegándome en mi otra nalguita grite:

-Dos-, complacido con eso, acomodo su cinturón en el lado de que tenía los taches, y repitiéndolo su misma acción, esta vez el golpe cayo en medio de mis nalguitas, provocándome, que una lágrima saliera sin permiso de mis ojos y susurre:

-Tres-, este se acerco nuevamente a mí, y tomándome nuevamente del cabello alzo mi rostro y dijo:

-¿Ya estas llorando dulzura?, te recomiendo que borres esas lágrimas, ya que no le veo el sentido a que llores como una magdalena-.

-¿Cómo no llorar si me estás haciendo daño?-, le respondí con mi mandíbula apretada.

-¿Te estoy haciendo daño?, por supuesto que no dulzura, simplemente te estoy dando tu castigo por estar ofreciéndote a distintos hombres que no soy yo, además, te vi cuando estabas muy cariñosa con el perdedor de Max y no voy a permitir que lo que es mío este con meloserias con personas que no valen la pena, así que deja de llorar, o si no te daré por motivos porque llorar ¿Entendido?-.

-Sí-, apenas logre decir.

-Si qué-, mascullo más fuerte.

-Sí señor-.

-Señor no, dime, Sí amor mío, ahora repítelo-.

-Sí…amor mío-, y con esas palabras perdí lo poco de dignidad que me quedaba, nuevamente el cinturón choco contra mis nalgas haciéndome contar:

-Cuatro-, este aún con el ceño fruncido me dijo:

-Esta es por sentarte en mi lugar-, y estrellando cada uno de los taches en mis nalgas susurre:

-Cinco-, aún con el ceño fruncido me grito:

-¡Esta por decirme niño consentido!-, y estrellando su cinturón en mi nalguita derecha nuevamente susurre:

-Seis-.

-¡Esta por hacerme quedar en ridículo!-.

-Siete-, nuevamente susurre con un nudo en mi garganta.

-¡Esta por hacerle ojitos a los perdedores!-.

-Ocho-, otra lágrima se me escapo, pero Harry no se dio cuenta de que estaba a punto de llorar.

-¡Esta por sonreír y hablar con distintas personas que no soy yo!-, y sentí que uno de los taches se enterró y rango un poco de carne en mi nalguita izquierda.

 -Nueve-.

-Y esta última, por tocar a otro hombre que no sea yo-.

-Diez-, apenas logre articular

Mis nalguitas, adoloridas y creo que con cúmulos de sangre saliendo de ellas, Harry las apretó fuertemente con su mano provocándome un gemido de dolor, al verme gritar, este sin compasión me azoto con su otra mano mi nalga derecha provocando que nuevamente salieran lagrimas de mi rostro.

Se separo de mí, y de reojo pude ver que dejo su cinturón a un lado y sacando una navaja de yo no sé donde se acerco a mí y me dijo con una sonrisa victoriosa:

-Iba a marcarte con un tache de mi cinturón, pero como veo que estas llorando, tu castigo será que te marque con mi navaja favorita, y si no quieres que te marque el estomago es mejor que dejes de llorar, te calles y me dejes hacer lo mío ¿Entendido dulzura?-.

-Sí, amor mío-, manteniendo su estúpida sonrisa me respondió:

-Así me gusta-, saco de su navaja un cuchillo, al estar detrás de mí susurro:

-Estoy orgulloso de lo que acabo de hacer, el color morado co negro te queda perfectamente en tu hermoso culo-, beso cada una de mis nalguitas, y tomando mi muslo izquierdo levanto el cuchillo y lo enterró en el trazando una línea vertical a lo largo de este, después, hizo otra línea un poco aparte de la primera que hizo a lo largo de mi muslo haciéndome gritar como un cerdo cuando lo están matando, y para finalizar su tortura en mi nalguita, en medio de las dos razas trazo una línea horizontal.

Sangre salía a cantaros, y mis lágrimas silenciosas no se quedaban atrás, y dando un lengüetazo a mis heridas me susurro:

-Si tu sangre sabe tan bien, no me imagino como serán tus flujos vaginales cuando te posea-, y tomando mi otra nalguita, enterró su cuchillo en esta formando una línea vertical a lo largo de esta y desde el extremo de arriba hacia el extremo de abajo formando una media luna termino su tortura diciendo felizmente:

-Una H y una D ¿No es hermoso Dulce que nuestras iniciales estén marcadas en tu hermoso cuerpo?-, subió mis cacheteros nuevamente acomodándolos a su lugar original, y ayudándome a levantar, levanto mi falda y la abotono nuevamente y por último, desamarro su corbata de mis manos. Tomo mi rostro y dijo:

-¿Aprendiste la lección dulzura?-, y conteniendo los insultos que estaba por decirle le respondí:

-Sí…amor…mío-, este me dio un casto beso en mis labios y se retiro de la cafetería, dejándome con un gran dolor en mis nalgas, que tanto era este, que me caí de rodillas al suelo llorando y gimiendo de dolor por el daño que aquel idiota me había hecho.

Saque mi celular del bolsillo de mi chaqueta y marcando el número de Max (este estaba guardado cuando estaba en el almuerzo con él) lo llame, espere unos dos segundos cuando este me contesto:

-Dulce ¿Estás bien? ¿Dónde estás?-, y en medio de jadeos pude decir:

-Ven por mí a la cafetería y llévame a un  hospital-, al colgar, en menos de un minuto llego Max con su rostro preocupado, tomo mis cosas (que por cierto estaban a un lado antes de que Harry me maltratara) y cargándome como una princesa me ayudo a salir de aquel sitio de tortura donde me humillaron y desecharon la poca dignidad que me quedaba…

¡SOY TU DUEÑO Y QUE!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora