XXIII

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POV HARRY

Mis manos y absolutamente todo mi cuerpo poseía el cuerpo de Dulce como si fuéramos una bestia salvaje y hambrienta de dolor y placer. Ella gritaba y de sus hermosos ojos salían lágrimas que a mi tanto me gusta provocarlas, sus lamentos y sus suplicas eran música para mis oídos provocando en mi interior la satisfacción de saber y sentir que yo soy su dueño y que nada o nadie me podrá separar de ella...

Mis últimas embestidas fueron duras, salvajes y fuertes provocando así que mi éxtasis llegara como nunca antes lo ha hecho y regando mi semilla en su interior (que por cierto más tarde le daré la pastilla del día después para evitar un embarazo no deseado). Caí encima de sus pechos y controlando mi respiración le susurre:

-Ahora respóndeme ¿Quién es tu dueño y a quien debes amar?-, aquella no respondía y su respiración era muy débil, así que baje mi mano derecha a nalga derecha y azotándola le pregunte:

-¿¡Quien es tu dueño Dulce!? ¡Responde!-, ella no se inmutaba de lo que estaba haciendo y aún respiraba débilmente, su actitud me estaba cansando y subiendo mi rostro para verla fijamente le grite:

-¡Responde maldita zo...-, en ese momento me quede callado, sus ojos estaban cerrados y su rostro estaba pálido, en consecuencia, decidí salir de ella y acomodarme a un lado suyo y con pequeños pero suaves golpes en su mejilla le dije:

-Dulce despierta-, aquella no se movió ni se inmuto siquiera un instante, así que, seguí dándole pequeños golpes para reanimarla pero nada funcionaba. Mis nervios comenzaron a florecer y sentándome en mi cama y recostándome en la cabecera le dije:

-Vamos pequeña despierta-, trate de darle respiración boca a boca pero nada funcionaba, la sacudía diciéndole:

-Vamos mi pequeño ángel no me dejes, despierta-, ni sus ojos o labios o siquiera reflejos faciales daban indicio de que me había escuchado. Mis manos estaban temblando y mis ojos estaban llenos de lágrimas y le susurre:

-No me dejes solo pequeña, despierta, te prometo no volver hacer lo que te hice hoy (aunque te lo merecías), pero déjame ver esos ojos por favor-, tome su mano derecha y se estaba enfriando así que recordando uno de las clases de primeros auxilios que nos dieron en la escuela tome su pulso y me di cuenta de que se estaba desacelerando más y más.

Me levante rápidamente de la cama y note a simple vista que en mi cama estaba cubierta de sangre y su cuerpo tenía moretones, rasguños y chupones hechos por mi propia autoría; así que tomando mi celular de mi pantalón que estaba tirando en alguna parte de mi habitación llame al doctor Regis y le solicite que viniera lo más rápido posible ya que tenía una grave emergencia, pero este con una simple respuesta de "lo lamento no puedo atender su emergencia en este momento" provocaron en mi sentimientos de miedo y culpa al ver que a mi pequeña la estaba perdiendo.

Así que llamando al número de emergencias, solicite que enviaran una ambulancia lo más pronto posible para atender a mi "novia" de un posible desmayo. Mientras tanto, me vestí con el uniforme de la escuela, desamarre a Dulce y la vestí con una de mis camisas y unos pantalones viejos que hace años no usaba.

Escuche a lo lejos el timbre del comunicador y dejando a Dulce ya vestida en mi habitación, baje rápidamente la escaleras, conteste la llamada y oprimiendo el botón de entrada permití que la ambulancia y los paramédicos entraran a mi hogar. Al abrir la puerta de mi casa, conduje a los paramédicos a mi habitación y estos armando la camilla que traían en sus manos, tomaron al Dulce y la colocaron encima de esta para bajarla y llevarla a urgencias.

Tome el celular de Dulce (que por cierto estaba en su falda rota), acompañe a los médicos a bajar y salir de mi casa, deje las puertas con seguro y subiéndome a la ambulancia acompañe a mi pequeña de camino al hospital.

¡SOY TU DUEÑO Y QUE!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora