Ella me miraba con sus hermosos ojos cafés oscuros y con un brillo que a mí me emociona que mi angelito tenga. Sus manos se posicionaron en mi rostro y acariciando suavemente mis mejillas me pregunto:
-¿Por qué tienes la necesidad de hacerme daño? ¿Por qué no me enamoraste como lo hace un caballero con su damisela que se encuentra en peligro?-, sus palabras provocaron en mi un sentimiento de tristeza y culpa, sus mejillas estaban sonrojadas cuando se dio cuenta de su segunda pregunta y se sorprendió, pero, cogiendo un mechón de su cabello y dejarlo detrás de su oreja le respondí:
-¿Acaso quieres que te enamore? ¿Acaso quieres amor? ¿Quieres que no te lastime cuando tu no obedeces?-, la última pregunta que le hice me hizo recordar que aquella me prometió no tener un uniforme tan revelador como el de los demás, pero, termino siendo que la prenda que usaba era la más cautivadora y sensual que una mujer pudiese usar.
-Si Harry, quiero que me enamores y no que me lastimes, quiero que me ames y no que me uses como un objeto sexual, y odio que me castigues por cosas que no tienen sentido, me has dejado cicatrices que tal vez nunca desaparezcan de mi cuerpo ¿Acaso te gusta verme sufrir y llorar por ti?-, mientras decía esas palabras acariciaba mi cabello y pasaba sus dedos por mis pestañas provocándome escalofríos por todo mi cuerpo, pero, con su pregunta la hice callar bajando mis manos a su espalda y acercándola a mí para darle un beso en sus labios.
Al pegar sus labios con los míos, sus labios quedaron estáticos de la sorpresa que le causo cuando empecé a mover los míos con lentitud, amor, pasión y hasta cuidado de no partir al ángel que estaba en frente mío, Dulce por su parte, después de unos segundos de estar sorprendida y totalmente quieta, cerro sus ojos, rodeo mi cuello con sus brazos, pego su cuerpo al mío y siguió mi beso con la misma delicadeza de la que yo le concedía.
Mis manos subían y bajaban lentamente por toda su hermosa espalda, tocando y acariciando lo que próximamente iba a tener a mi disposición, toque su hermoso trasero y apretándolo un poco, aquella gimió y aprovechando eso introduje mi lengua en su boca y empecé a hacer una pequeña exploración en ella memorizándome todo lo que hay en ella.
Al no tener más aire me separe de ella y me di cuenta de que mientras la besaba yo había mantenido mis ojos cerrados (cosa que nunca pasa cuando follo con otra chica) le dedique una pequeña sonrisa y le susurre en su oído:
-Esta noche no follare contigo, ni mucho menos tendremos sexo-, aquella enarco su hermosa ceja derecha y me respondió:
-¿Entonces qué haremos? ¿Quieres ver televisión?, aunque el ver televisión no es mala idea ya que hoy dan un documental acerca de la teoría de la relatividad...-, antes de que continuara, puse mi dedo índice en su boca y le respondí:
-Dulce, eso es muy nerd para mí el ver un documental de la teoría de la relatividad, y no, no vamos a ver televisión ya que la televisión griega no me gusta, esta noche te haré el amor para que tu primera vez sea lo más especial de tu vida-, aquella asintió desanimada, pero, con un beso en su mejilla la anime y le dije por última vez:
-Simplemente confía en mí-, aquella asintió con una hermosa sonrisa, le quite su camisa del equipo de su escuela y me pude dar cuenta de que usaba un corpiño color negro de encaje, una sonrisa se asomo en mi rostro al ver que su piercing el cual se presentaba a mi como un juguete para mi satisfacción. Su cuerpo parecía tener algunas líneas blancas y otras moradas por algunas partes de su cintura, tórax y brazos, el ceño no tardo en aparecer y esta imitando mi gesto me dijo:
-Antes era gorda, aproximadamente pesaba unos setenta o setenta y cinco kilos, pero, después de llegar de México hace dos o tres años baje de peso y estas son las cicatrices que me ha dejado una enfermedad de la cual no me siento orgullosa, pero si no te gustan no te preocupes, dame mi blusa y me voy para que no veas las marcas de mi cuerpo-, nunca me han gustado las mujeres que tienen signos de estrías en su cuerpo, ni mucho menos que sean visibles para mí, pero, a pesar de que esas marcas han estado en el cuerpo de mi pequeña demostrando que su cuerpo era imperfecto para los ojos de las demás personas, subí mis besos a su cuello y besando la punta de su nariz le respondí:
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¡SOY TU DUEÑO Y QUE!
Подростковая литератураDulce, tanto su nombre como su personalidad describían a esta hermosa chica griega con raíces mexicanas. Su mirada trasmitía amor, alegría y compasión a todo aquel que le hablara o entablara conversación alguna con ella; no podía tener un cuerpo soñ...