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-¿Qué pasó con tus guantes? 

Preguntó mi Nonaa debajo de un hermoso atardecer, ya habíamos terminado las clases y la invité a casa para comer las deliciosas galletas que mi mami hacía. 

-Se me olvidaron cuando escapé esta mañana. 

-Debiste dejar que tu mamá te trajera a la escuela. 

-Sabes que no me gusta que me ayuden y odio que lo hagan. 

-Bueno, te estoy ayudando ahorita ¿acaso estas despreciando mi ayuda? 

Dijo mi Noona con un tono dolido. 

Yo inmediatamente negué asustado.

-¡Claro que no! Me gusta que mi Noona me mime otras personas no, tambien mi mami ¡pero ella exagera! 

Ella río mientras me hacía cariñitos en mi cabeza. 

Yo gustoso me dejé mimar mientras observaba los curitas color rosa y con pequeñas fresitas que me había puesto la enfermera de la escuela en mis manitos. 

-¿Ya no se ven tan feas verdad? 

Le pregunté alzando mis regordetas manos para que pudiera verlas.

-No, se ven muy bonitas son como las manos de un bebe. 

-No soy un bebe Noona~! 

Ella negó riendo mientras seguíamos nuestro camino, cuando llegamos a mi casa mi mami nos recibió algo exaltada. 

-¡Cariño! ¡¿Por que te fuiste?! 

-Hola mami ya llegamos. 

Ignoré por completo el regaño, solo quería comer las ricas galletas que hace cada semana. 

-¡No me ignores jovencito! Te dije que me esperaras. 

Parloteó mientras se secaba las manos con su delantal. Al parecer aun no se daba cuenta que estamos acompañados. 

-Oh querida lo siento ¿Cómo te encuentras? 

-Muy bien señora Park, por cierto huele muy delicioso ¿Qué cocina?

Preguntó mi Noona y mi mamá parece que por porarte de magia se le olvidó la situación de esta mañana. Volté a verla y me guiño el ojo. 

-Son unas galletas pero, pasa ya casi están listas. 

Fuimos a la sala y me dejó cerca de la chimenea y ella se sento del otro lado con las piernas cruzadas. En esta época del año comenzaba hacer frío en las noches y yo era muy friolento. 

Minutos después llegó mi mami con un plato de galletas de maní muy deliciosas recién hechas. 

-Querida que hermosa y grande estas, ¡mira esa figura! 

-Muchas gracias, he estado practicando mucho estas últimas semanas Minnie es testigo de eso. 

Yo asentí emocionado. 

-¡Si!, ¡Mi Noona es una muy buena bailarina, da unas vueltas increíbles y salta muy alto! 

-¿Oh enserio? Eso es muy bueno querida ¿ya pensaste a que universidad iras? 

-De hecho Minnie y yo hemos estado viendo escuela pero las que están cercas no tiene un buen club de baile. 

-Pero Minnie, ya habíamos decidido que irías a la universidad que queda cerca de aquí. 

Bajé mi mirada viendo la deliciosa galleta que estaba entre mis manos y las pequeñas migajas en mis pantalones. 

-Si pero yo creí que... 

-Cariño tu padre no está de acuerdo que vayas a otra escuela. 

-Pero no tenemos que decirle que estoy en otra escuela... no se dará cuenta por que esta muy ocupado con su otra familia. 

De un momento a otro sentí mis ojitos acuosos ya que mi papá nos había abandonado desde que sufrir el accidente y solo nos manda dinero de vez en cuando. 

-No llores Minnie 

Mi Noona paso su mano por mi espalda intentando calmarme. 

Mi madre suspiro con dolor, ella sabía que me sentía culpable de que mi papá nos abandonará y que ella llorara en las noches por el hombre que alguna una vez creyó era el amor de su vida. 

-Querida puedes darme toda la información de la universidad para ir a verla el fin de semana. 

Yo levanté mi cara y estiré mis brazos hacia ella en señal de que quería un abrazo, mi mami se levantó y me abrazo. 

-Yo solo quiero que seas feliz mi niño. 

Dijo dándome un besito en la cabeza. 

Yo también quería ser feliz.

Sillas de RuedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora