Miedo

7 2 0
                                    

« Espejito, espejito» tan oscuro y frío, tan cruel y distorsionado a la vez. Era tan perfecto, cuando me vía en ti era tan mona, rezumaba inocencia como cualquier niña de mejillas rechonchas y sonrisa faltante de perlas blancas.

No me di cuenta de cuando te rompiste y tu forma de recomponerte fue con los trozos que otros te daban, ya no me veía a mí, sino lo que otros veían, lo que la sociedad veía. Las mejillas regordetas ya no eran monas, era asquerosas, mi estatura ya no era adorable, era muy poco para considerarme una mujer atrayente o respetable, porque era más fácil burlarse.

Y entonces, la segunda calamidad se desató, el miedo, miedo a no ser suficiente, a luchar pero no cambiar nada de como me veían, y cada vez que algo en mi aspecto empeoraba (un mal corte en la peluquería que acababa con la despedida de mi melena rizada) ese miedo fluía con más fuerza.

Hasta que lo dejé salir todo, dejé que dominase cada aspecto de mi vida,  pero fuera de mí, como un alcohólico que vomita todo fuera de su sistema después de una gran noche. Pero yo no tuve resaca, los restos de ese miedo aún me paralizaban, pero miré a ese espejo y lo rompí. Con miedo, con ira y con muchas otras que llegarían, pero me construiría un nuevo espejo, que reflejase la mujer que soy y quiero ser.

« Espejito, espejito, ¿ves ahora miedo en mí?»

Abriendo la caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora