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Después de unos minutos que le costó reponerse volvió a conducir como de costumbre y llegamos al restaurante de sushi. Nos bajamos del auto y mientras caminábamos a la entrada, santana tomo mi mano, yo la mire y le regale una sonrisa. Entramos al lugar, pedimos una mesa y luego ordenamos los rolls.

Entonces me pregunta: -¿Qué fue eso del auto? Quiero decir, me encanto, pero no me lo esperaba. Me reí un poco y le conteste: -Bueno el que dijeras que soy tu novia, y sentir esos celos que se te notaban a mil, me puso a mil. No pude evitar hacerlo, además fue muy excitante. Me explico que solo quería que Claudia dejara de molestarme porque sabía lo mal que me hacía y por esa razón le había hablado así.

Nuestra comida llego, y hubo silencio mientras comíamos. Después de 1 hora estábamos de vuelta a la oficina, antes de bajar del auto me dio un beso y me dijo que esa noche tenía una cena con sus padres por lo tanto nos veríamos a la mañana siguiente en la oficina, no pude evitar sentirme triste pero le hice saber que lo entendía.

Luego de unas horas sentada frente al computador, mire la hora y me doy cuenta que hace 20 minutos debía estar saliendo de la agencia, el tiempo se me había pasado volando, pero pude adelantar mucho trabajo pendiente. Entonces caigo en cuenta que santana no paso a despedirse. Me dije a mi misma: -Amy calma, recuerda que están conociéndose, y recuerda también que ella es una persona que cuenta con muchas horas de trabajo y pocas horas para cosas personales.

Recojo mis cosas, y llamo un taxi para irme a mi departamento. Era muy tarde para andar esperando el autobús. Cuando llego a mi hogar, me deshago de los zapatos y chaqueta. Me tiro al mueble, y reviso mis mensajes del celular. Habían muchos de Claudia, donde me rogaba que por favor le contestara, y en los últimos que me había enviado me pedía explicación de cómo era eso que tenía novia, ja! Que descaro tiene esta mujer. Puse a cargar el móvil, y fui a la cocina a prepararme un sándwich para cenar, ver algo de tv luego, ducha y a dormir.

Narra Santana.

Pase toda la tarde pensando en ese momento en el auto, bueno realmente no podía sacarme a Amy de la cabeza en todos los aspectos. ¿Qué me estaba haciendo ésta chica?. Si no hubiese sido por la insistencia y urgencia de mis padres por ir a esa dichosa cena, definitivamente habría ido a dormir a su departamento.

Estoy en mi habitación frente al espejo, tratando de decidir que vestido usar. Mi papa es un empresario italiano, dueño de una cadena de hotel, y estoy segura que esa cena será más que elegante y no quiero pasar toda la noche escuchándolo reprocharme el cómo vaya vestida, entonces mejor iré a su altura.

Termino eligiendo uno de color negro escotado pero no tan atrevido, y unos zapatos de tacón alto. Me maquillo, y me hago una cola de lado. Tomo mi cartera, mi celular y las llaves del auto. Cuando entro al carro, llamo a mi padre para que me indique la dirección. Me dice que me enviara la ubicación al WhatsApp. Cuelgo la llamada y reviso su mensaje, cuando veo la dirección, respiro aliviada por haber elegido bien mi atuendo.

Al pasar unos 40 minutos llego a uno de los hoteles de mi padre, el mas lujoso de todo. Me doy cuenta que no había venido a este hotel desde los preparativos de mi boda, Paulina siempre quiso que fuera aquí nuestra boda por civil, yo siempre quise algo más humilde y sencillo. Pero bueno era algo normal para ella, sus padres y mis padres, acostumbrados siempre a lo ostentoso. Yo, a pesar de haber nacido y vivido siempre con todos los lujos, he preferido vivir y demostrar lo contrario.

Al estacionar frente a la entrada, un valet parking me abre la puerta del auto, le entrego las llaves y camino a la puerta del hotel. Mi padre estaba esperándome justo ahí. Al verme me abraza y me dice: -Hija mía, que hermosa estas. Vamos adentro que nos están esperando. Le sonrío y le devuelvo el abrazo: -Papa, no exageres. Tu sí que estas elegante, como siempre.

Mientras caminábamos al lobby caigo en cuenta en las palabras de mi padre: "Nos están esperando"... pensé que solo sería mi madre, él y yo. No me da tiempo de seguir pensando porque cuando alcanzo a ver mi madre con quien está hablando, el aire ha empezado a faltarme. Me detengo y miro a mi papa con ojos interrogativos.

Mi papa solo toma mi mano para que siga caminando. Yo no lo puedo creer, y cuando miro debajo de ellas, veo una niña pelirroja, es idéntica a su madre definitivamente. Cuando llegamos junto a mi madre, escucho entonces la voz de Paulina, de mi Paulina: -Hola San, cuanto tiempo...

Sin Miedo a QuerernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora