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Después de la desagradable presentación Salí de su oficina casi corriendo hacia la mía, pues sabía que en cualquier momento las lágrimas empezarían a caer. ¿Qué hacia ella acá? ¿Por qué Santana no me aviso que ella vendría? Sé que no tenemos una relación formal pero al menos pudo habérmelo comentado.

Entre a mi oficina y me senté en el sofá tratando de calmar mis pensamientos. No pasaron cinco minutos cuando la puerta se abrió y veo a una Santana preocupada. Se sentó a mi lado y tomo mis manos. –Amy, escúchame, esto no es nada de lo que estás pensando, yo ni siquiera sabía que Paulina se presentaría hoy acá. Apenas anoche me entere que se encontraba en la ciudad, mi papa la invito a la cena.

La mire a los ojos y le pregunte: -¿Paso algo que deba saber? Santana sé que no somos una pareja aun, pero lo que siento por ti es de verdad y me gustaría saber si entre ustedes pasa algo nuevamente para entonces yo tomar mi camino. Respiro profundo y entonces respondió a mi pregunta. –Amy, no. No pasa nada entre nosotras nuevamente. Es cierto que me sorprendió mucho verla de nuevo después de tantos años. Pero ya no quedan sentimientos hacia ella, además lo que yo estoy sintiendo por ti también es real.

Se acercó más a mí y me dio un suave beso en los labios, y e prometió que esta noche cenaríamos en su casa y pasaríamos tiempo juntas. Se levantó y me pidió disculpas pero tenía que ir a una reunión. le hice saber que todo estaba bien y que aceptaba ir a cenar con ella. Me dispuse a terminar de llenar unos papeles y poder estar lista a tiempo.

A eso de las seis de la tarde, recibo un mensaje de WhatsApp, al abrirlo no pude evitar sonreír: -Señorita Amy, la estoy esperando en la salida para buscar el auto, no haga esperar mucho a su jefa. Sino tendré que castigarla. Sentí una descarga en mi cuerpo al leer lo último del mensaje, definitivamente esta mujer me tiene loca. Tome mi bolso, y trate de bajar lo más rápido posible.

Luego de encontrarme con Santana en la salida y subirnos al auto fuimos directo a su casa. Una casa no tan grande como me lo esperaba debido a su dinero, pero si más grande que mi apartamento, estaciono el auto en garaje y entramos a su casa. Lo primero que pude notar fue su sala de estar, unos muebles de cuero en forma de L, un televisor bastante grande. Una mesita de vidrio y debajo de ella una alfombra que ocupaba casi todo el espacio.

Al subir unos escalones estaba el comedor, una mesa de madera de 6 puestos, las paredes estaban adornadas con cuadros hermosos de los mejores artistas que puedan existir. Luego del comedor había una entrada hacia la izquierda que daba hacia la cocina. Entramos en ella pues me pregunto si quería algo de tomar. Había en el medio una isla de mármol, la estufa y la nevera empotradas hacían notar el costoso valor que tenía ese espacio.

Después de servirnos una copa de vino, volvimos a la sala de estar. Ella encendió el televisor y coloco algo de música suave. No me había dado cuenta que en una esquina había una escalera en espiral, supuse que era para subir a su habitación. Santana se sentó a mi lado y se sacó los zapatos. Sonrió y me dijo: -Esto me recuerda un poco al día que estuve en tu casa.

Reí y le asentí. Se levantó de golpe y me dijo que me tenía una sorpresa, corrió a la cocina en busca de algo, cuando regreso, traía puesto un delantal y el cabello recogido. Yo estaba sorprendida y le pregunte: -¿Tú vas a cocinar la cena? Ella levanto una ceja y se acercó a mis labios. -¿Crees que por tener dinero y ser tu jefa no se cocinar? No pude evitar besarla y decirle que ella era como una especie de caja de pandora.

Me dijo que estaba en mi casa, que hiciera lo que quisiera que ella estaría en la cocina preparándome la mejor lasaña que he comido en toda mi vida. Cuando quede sola en la sala, me quite los tacones y la chaqueta. Busque algo que ver en la tv mientras me tomaba el vino. Al pasar unos minutos mi teléfono comenzó a sonar. Lo saque de mi bolso y conteste.

-Si quieres puedes subir, la puerta a la derecha está mi habitación, sobre la cama encontraras algo mas cómodo. Puedes usar el baño o lo que quieras. Mientras yo estaré colocando la mesa para cenar. Sencillamente Santana era una mujer especial. –Está bien, pero podías haber salido y decírmelo, estoy a solo unos metros de ti. Reí y subí a la habitación para hacer lo que me había pedido.

La habitación era bastante amplia, camine hacia la cama y había sobre ella una pijama, me reí a carcajadas porque por pensé que sería algo sexy y atrevido. Luego de cambiarme baje nuevamente, y ya la mesa estaba puesta, con velas y un aroma exquisito que inundaba todo el lugar. Santana estaba llenando las copas de vino cuando llegue a su lado. Me abrazo por la cintura y me dijo al oído, -Para mí, esto es lo sexy.

¿Cómo sabía que había pensado eso? Me invito a sentarme. Después de comer elogie su comida pues realmente era la mejor la lasaña que me había comido jamás. Tomo la botella y con nuestras copas fuimos a sentarnos en el sofá de la sala. Entre charlas, besos y caricias, estábamos deseándonos cada vez más. En el momento que tenía a santana ya encima dispuesta a hacerme suya. El timbre nos interrumpió. -¿Esperas a alguien? Le pregunte.

Sin Miedo a QuerernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora