ᴛʜᴇ ᴇɴᴅ ᴏꜰ ᴛʜᴇ ʀᴏᴀᴅ 〤 ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ

✘ ᴘʀᴇꜰᴀᴄɪᴏ

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"Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio" - Charles Darwin.

Esa cita es una vil mentira, no solo aquel que se adapta mejor al cambio sobrevive o al menos no en este mundo. Un mundo donde la destrucción, el caos y los engendros gobiernan hasta en el más mísero rincón. ¿Adaptación? Eso no existe cuando se tiene que coexistir con la nueva especie dominante en el planeta tierra, "implacable", en toda la extensión de la palabra.

Aquí, indudablemente, la fortaleza tanto física como mental y emocional es primordial.

Fue una simple mañana de primavera en el siglo XXI el día en que todo cambio para la humanidad. Desdichado fue aquel día en que la tierra le dio la bienvenida a la maldición de los muertos vivientes. Siquiera el más brillante de los virólogos, científicos o sacerdotes descifró que sucedió, tampoco tuvieron tiempo de investigar a decir verdad. Definitivamente nadie estaba preparado para el cambio que se avecinaba, el cual traería consigo un futuro sombrío sin fin alguno, un cambio radical e irreversible; una nueva realidad o mejor dicho una nueva irrealidad.

En un simple abrir y cerrar de ojos la peste se esparció y llegaron los demonios a destruirlo todo, a devorar todo lo que sus instintos obscuros exigían. Las más grandes y hermosas ciudades terminaron completamente destruidas, prácticamente todo lo que construyo el hombre durante cientos de años se vino abajo en cuestión de días y nadie pudo hacer nada para evitarlo. El gobierno se fue en picada, muerto de terror y envuelto en pánico terminaron por desaparecer al igual que todo lo demás.

El mundo se fue directo al mismísimo demonio. El mundo... falleció cuando el infierno ascendió a la tierra, y ya nunca volvería a ser lo que fue en su momento. La vida que la humanidad conocía había dejado de existir desde hacia mucho tiempo atrás.

Este es un nuevo universo.

Vayas a donde vayas, en ningún lugar estarás a salvo. No existe el gobierno. No existen las reglas de ningún tipo. No existen los valores. No existe la moral. No existen las clases sociales. No existen las tradiciones. Lo unico que si existe es el hambre atroz, la sed de supervivencia y los millones de engendros, que se duplican más rápido que los conejos.

Actualmente, el único propósito de vida que tiene un ser humano es sobrevivir, no morir devorado o peor, por contagio. Sobrevivir al costo que sea y a costa de quien sea, no hay otra opción.

Eres tú o los demás.

La mejor arma que puedes empuñar es el conocimiento, la osadía y las ganas de vivir, que eso es una parte esencial de la lucha por la supervivencia.

Esos "afortunados" que sobrevivieron, naturalmente poseían aptitudes tales como la fuerza física, la inteligencia, dotes de liderazgo. Saber desarrollar una estrategia en situaciones críticas, que incluye saber esconderte y defenderte de los infectados que se podrían de pie mil veces si les es posible y por último, construirse por un carácter fuerte; tener la convicción de querer sobrevivir por los medios que sean necesarios.

Ser aprueba de balas. Mantener la frente en alto y los cojones bien puestos, ser valiente sin intentar ser el héroe de los desamparados.

Está prohibido quedarse congelado ante situaciones complejas, quedando expuesto ante las bestias carnívoras que son más rápidas que un pestañear. Ellas no dudan, sí tu lo haces entonces... adiós. En este lugar no hay cabida para mentes y cuerpos frágiles por igual.