Capítulo 7 : " No puede doler "

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Mi cabeza ya estaba en otro mundo.
Para mí, ya no existía mi familia ni nadie, excepto Jack.
Seguramente estaba siendo la persona más egoista del planeta pero me daba igual.
Mi abuelo murió dos semanas después de la boda de Laia pero no fui al funeral ni volví a pisar mi ciudad.
Los Ángeles ya estaban fuera de mi cabeza.
Ahora estaba en NY, haciendo mi vida independiente sin familia ni gente conocida, a parte de mi mejor amigo. Venía una vez al mes a verme y me informaba de todo lo que ocurría en casa, aunque yo no le preguntaba nunca.

- ¿Por qué no regresas? - me preguntó Jack antes de acercar la taza de café a su boca.

- ¿Para qué volver? - dije mirándole a través de mis gafas de sol.

- ¿No te apetece ver a tu padre? - sonreí buscando en el bolsillo de mi cazadora un cigarro y un encendedor.

- Él sabe dónde estoy - hice una pausa encendiendo el cigarro - lo sabe desde que me fui, puede venir a verme.

- Te recuerdo que tu padre no tiene la vitalidad que tienes tú - Jack terminó su café y lo dejó sobre la mesa. Cogió la chocolatina que tenía al lado y le dió un gran mordisco. Cuando masticó, empezó a hablar de nuevo - ¿No quiere saber cómo está?

- Lo primero, Jack claro que me encantaría saber cómo está pero él tampoco me llama ni intenta contactar conmigo y eso, me hace pensar que se ha olvidado de su hija pequeña. Y segundo - miré el cigarro - no tengo vitalidad, estoy muerta, Jack. Muerta.

- Te marcó, ¿eh? - dijo cuando le di una calada al cigarro. - Te dolió.

- No, no me pudo doler porque no tengo corazón - Jack desvió la mirada tragando saliva. Le dolía que repitiese tanto esas palabras pero nadie podría borrarlas de mi mente.

- Se supone que te tienes que olvidar de esas palabras, de ese chico, ¿no? - dijo casi en un susurro inclinándose en la mesa.

- Jack, escúchame. No me tengo que olvidar de él porque nunca ha significando nada.

- Megan...

- Estoy hablando totalmente en serio, Michael apareció y mi hermana marcó su territorio desde el principio. Por eso no tengo que olvidarle, porque no necesito tenerle aquí, ¿entiendes? - dije señalando mi cabeza. - Yo no le he querido, ni he necesitado verle, ni siquiera me ha gustado porque supe que ese chico le pertenecía a Laia.

- Pues... Yo creo que ese chico te quiso ayudar. A su manera pero...

- ¿Diciéndome que no tengo corazón? ¿Que no sé querer a nadie? ¿Qué forma de ayudar es esa? ¡Por Dios, Jack! - exclamé antes de volver a fumar - No entiendo como se puede ayudar a alguien destrozándole por dentro. Tengo que tocar el suelo para poder ser feliz, ¿o qué? Si eso es así, le debo mucho a Michael. No logro levantarme.

- Yo... He hablado muchas veces con él - suspiré al escucharle - y aún sigue preguntándome por ti, si estás bien, si sigues de viaje... Y esas cosas. - Dijo antes de terminarse su chocolatina.

- ¿Le has contado dónde estoy?

- No, me dijiste que no lo contara y no lo he hecho.

- Te lo agradezco, Jack - susurré volviendo a fumar.

- Y aunque no me quieras escuchar, tengo que contarte algo de tu hermana - levanté una ceja.

- ¿Tan importante es?

- Es grave, Megan - vi como sus labios se juntaron y su rostro no mostró más que tristeza y preocupación.

- ¿Está mal? - pregunté como si fuera un susurro.

- Tú hermana está enferma, Megan.

4 de Mayo de 1990.

" El mundo de Megan "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora