Capítulo 21: " Te necesitaba a ti "

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Con o sin motivos mi respiración era irregular y mis ojos estaban abiertos.
No podía dormir y hoy no era por culpa de la pesadilla.
Estaba en el salón de mi piso, y solo había pasado una hora desde que había llegado a casa de mi cita con Michael.
Y seguía temblando.
Esto era demasiado.

King se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi regazo. Pasé mi mano por se cuerpecito y miré rápidamente el móvil que estaba empezando a sonar sobre la mesa.

Corrí a cogerlo y volví al sofá.

- ¿Michael? - pregunté.

- Soy un estúpido - dijo con dificultad.

- ¿Michael? ¿Qué te pasa? - le pregunté apagando la tele para escucharle mejor ya que le entendía fatal.

- He bebido.

- ¿Qué? - exclamé levantándome y corrí hacia mi habitación para vestirme.

- Megan, yo... Me arrepiento porque dije tanto y nada al mismo tiempo. - Pegué el teléfono a mi oido con la ayuda de mi hombro y cogí la misma ropa que antes llevaba.

- No digas eso ahora.

- Debo decírtelo, Megan... - escuché un suspiro al otro lado justo cuando abroché mis pantalones. - ¿Y si vuelves a irte y no te he dicho ni la mitad de lo que guardo?

- No voy a marcharme.

- Eso dices ahora - susurró.

- ¿Dónde estás? - le pregunté poniéndome los botines.

- En casa, ¿dónde crees que estoy?

- Nunca te he visto borracho, puedes estar en cualquier parte - le dije mientras caminaba hacia el pasillo.

- No sé donde ir.

- Pues no te muevas. ¿Y los niños?

- Dormidos con Alice, creo.

- ¿Crees? - salí de casa escopetada y fui hacia el coche. - Mira, Michael. Tú no te muevas y dame diez minutos.

Mientras conducía hacia su casa iba pensando qué motivos tenía Michael para hacer una cosa así.
Si yo fuese el motivo por el que bebió de esa forma, me sentiría muy culpable.
El corazón no podía irme más rápido a medida que me acercaba.
Me di cuenta que cuanto más cerca estaba de él, más me costaba respirar.
Estaba enamorada de él, eso ya lo sabía. Pero, ¿cómo era posible que él me quisiera a mi? ¿A una persona como yo?
Aparqué delante de su casa y salí escopetada guardando las llaves y el móvil en mis bolsillos de mi cazadora.
Miré la puerta pero no, no podía llamar. Despertaría a los niños y a Alice.
Pensé que posiblemente, Michael podría estar donde estuve fumando con él. Caminé hacia la parte trasera de casa y le vi sentado en ese mismo lugar en el que seguramente él fumaba.
Me acerqué a él y me di cuenta que el ventanal estaba abierto de par en par.

- Michael, esto es muy peligroso. Deberías tener cuidado - le dije ayudándole a levantarse.

- Hace años yo te vi a ti igual, solo que ibas drogada - me contestó y yo le miré asombrada.

- Aunque hayas bebido sabes contestar bastante bien - le dije agarrándole por los brazos.

- Pensaba que no ibas a venir - susurró poniendo su mano en mi cintura. - Me duele mucho la cabeza.

- Ssshhhh - le dije entrando a la casa rodeando su cintura con mi brazo.

- Vamos a despertar a los niños - dijo al llegar a las escaleras.

- Eso digo yo, Michael. No hables - dije ayudándole a subir.

Más de tres veces tuve que esforzarme más para cogerle porque se caía. Empezó a reír un poco y yo le tuve que tapar la boca con mi mano.
Era como una especie de delito, me encantaba su risa. Me encantaba verle reír y escuchar el sonido de sus carcajadas. Era realmente estupendo.

" El mundo de Megan "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora