capítulo dos

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Los restos de la fiesta de anoche nos esperan por la mañana

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Los restos de la fiesta de anoche nos esperan por la mañana. Las botellas vacías, las polaroids en el suelo y los restos de velas sobre la mesa. Algunos invitados siguen durmiendo en los sofás, otros, como algunas chicas, recogen sus tacones y se escabullen fuera de la casa.

¿Yo? Yo simplemente me mantengo viendo el techo de la sala y ese ventilador girar sobre mi cabeza rogando porque se caiga.

—Creí que ibas a huir —Dex aparece desde un pasillo, con un vaso de agua.

—¿Por qué lo haría?

—Por esa sospechosa actitud tuya de anoche —responde, empujando mis piernas fuera del sofá.

Ruedo los ojos.

—La pregunta en verdad es porqué rayos sigues aquí —le digo, sentándome—. No te conocemos.

—Corrección, tú no me conoces —eleva una ceja.

Sus ojos azules me ven con cierta diversión.

—Como sea...

—¿Es que no te cayó muy bien el novio? —pregunta.

—¿Eso importa?

—Dices que Sofía es tu mejor amiga, cuando lo viste parecía que te iba a dar un ACV —responde—. O no te cayó bien o lo viste en un club de strippers la semana pasada.

Preferiría que fuese eso.

Con los codos apoyados en las rodillas, sostengo mi cabeza entre mis manos. La voz de Sofía y la de Alex se oye aproximarse desde las escaleras.

—¡Buenos-Buenos días! —exclama Sofía en el descancillo.

—Iré por algo para que desayunemos —me ofrezco.

—Oh, podemos pedir algo...

—Es primero de enero, no creo que estén haciendo entregas tan temprano —le digo—, iré cerca.

—Te acompaño —Alex se ofrece—, así podremos conocernos mejor.

Sofía sonríe encantada con la idea.

—No es necesario —le digo, fingiendo amabilidad.

Dex se ríe.

—Vayan, iré limpiando un poco.

Alex me ruega con la mirada. Suspiro y asiento con tranquilidad, buscando mi bolso en el armario junto las escaleras para sacar las llaves de mi auto.

En silencio, ambos salimos de la casa, caminando por lo largo del jardín hacia mi auto. Una vez dentro, con toda la privacidad del mundo, él suspira.

—¿Por qué fingiste que no me conocías?

—Me asusté.

De reojo le veo asentir.

El Novio de mi Mejor AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora