Mañana era un día importante, sin duda, quizá el más memorable en la vida de Sofía Esquivel. Recostada contra la suave cabecera de la cama, con el rostro iluminado con la luz cálida de la lamparilla, ella me sigue mostrando sus fotos de niñez.
—Nunca imaginé que nuestra vida fuese a ser esta —sus ojos oscuros me observan, sin embargo, más allá de verme a mí, el reflejo de un sueño brilla aún en ellos—. Mi familia no tenía un solo centavo cuando llegó aquí... Mi padre tenía su título bajo su brazo pero no el dinero para validarlo, trabajó en todo lo que pudo para poder hacerlo.
—Creo que alguna vez me lo dijiste —digo—, en alguna de esas pijamadas que incluían botellas de vino y momentos de descargo emocional a las tres de la mañana...
Ella ríe, asintiendo con razón.
—Fue desde vendedor de pan hasta cajero, mi madre también —sonríe con amor—, ver que tantos años de esfuerzo han dado estos resultados no hace más que llenarme de orgullo... Hasta los diez años sobrevivía de sopas, ayuda del gobierno y muchos remedios caseros. Era delgadita hasta el hueso y amaba pasar por estas calles llenas de camiones de comida, el olor era reconfortante para una pancita vacía.
Pego mi cabeza a su hombro, esperando que con eso sienta mi cariño y amor. Pues no puedo siquiera imaginar a Sofía pasando por eso, no por el dinero que ahora tiene y por la imposibilidad de ello en estas circunstancias sino porque mi amor por ella me impedía imaginarla sufriendo, dolía.
Y me martirizaba por casi haberle causado sufrimiento.
—Todo aquí es gracias a ellos, todo aquí es por ellos y sabes... a Alex le intimidaba mucho mi familia, hasta hace poco estaba asustado de este compromiso —suspira.
—¿Por qué? —pregunto.
—La fortuna de mi familia era intimidante, según él, y me ha costado mucho hacerle ver que mi familia y yo no lo vemos como un caso de caridad o no sé... Poniéndolo simple, no es la historia de Mujer Bonita, no soy una mujer rica y exitosa salvándole la vida a un hombre común. Soy una mujer que sabe lo que ha sido estar en los dos extremos que ve a todas las personas por lo que son y no por su balance económico anual —ríe.
—Creo que juntos serán incluso mejores que tus padres —le digo—, tienen la suerte de tene run lindo camino trazado y merecen tenerlo.
Sofi sonríe una vez más, sacudiéndose bajo las sábanas como una niña emocionada.
—Esto es como un cuento de hadas, te juro que no dejo de soñar con mañana, me siento como si estuviese en un jardín encantado —sacude su cabeza, soltando un chillido—. Quizá es aniñado o no sé pero... No puedo esperar a casarme, a caminar junto a ti y papá hacia el altar... No quiero alardear pero soy quizá la persona más afortunada del mundo.
Asiento hacia ella, sintiendo el pinchazo de la culpa saltar en forma de lágrimas. Ella ve mi expresión y abre sus brazos hacia mí, en un abrazo.
—¿Qué pasa? —pregunta, peinando mi cabello.
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El Novio de mi Mejor Amiga
Chick-LitEn la última noche del año Liv se entera que su mejor amiga Sofía va a contraer matrimonio, junto con aquella explosiva noticia, llega otra: Su misterioso prometido resulta ser uno de sus viejos amores, trayendo consigo incomprensibles sentimientos...