Adios, amor mio - Yunando

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Tus ojos color verde aparecen en cada esquina que veo

Tu perfume, marcado en cada rincón de la casa me da los buenos días con una oleada de recuerdos

Tu suave y tranquila voz, esa que jamás se alteraba, esa que pronunciaba con tanto cariño mi nombre, se repite en mi cabeza una y otra vez

Busco tu cuerpo en la oscuridad las noches que llego tarde a casa, mis manos tocan el lugar vacío y frio en la cama que tu antes ocupabas; las lágrimas amenazan con salir pero por ti, me mantengo sereno.

Te veo todos los días en el umbral de la puerta, con tu típica cara de tranquilidad, observándome con los ojos rebosantes de amor. Pero al acercarme, desapareces.

Las noches en las que las pesadillas me despiertan, extraño tus brazos, el calor que desprendía tu cuerpo y el lento pero relajante latido de tu corazón cuando me pegabas a tu pecho.

Intento no culparme por todo lo que paso, pero veo la foto de nuestra boda, mi dedo remarca la sonrisa tan grande y orgullosa que tenías ese día; y me culpo de haber aparecido en tu vida, de haber mostrado un lado de mi personalidad que nadie había visto cuando dijiste con timidez tu nombre.

Camino por las calles, de forma inconsciente llego al taller y al oler en el ambiente el aroma a aceite, veo los interminables días que pasamos ahí, las veces en las que encima de un coche o en tu oficina me marcaste como tuyo. Extraño todo eso.

Te extraño.

Pero fue mi culpa alejarte, fue mi culpa pedirte que me dejaras solo, herir tu corazón provocando que buscaras refugio en el alcohol.

Recuerdo ese día cuando veo un auto pasar frente a mí, la velocidad a la que íbamos y mis desesperadas suplicas porque te detuvieras.

Veo tu cuerpo chocar contra el parabrisas y mi vano intento de tomar tu mano, el auto destruido y el sonido de las ambulancias a kilómetros de nosotros.

Tus ojos verdes, antes tan alegres, sin ninguna señal de vida; apagados y fríos. Un tubo atravesando tu cuerpo y tus piernas atrapadas bajo el peso del auto, veo todo lo que he provocado.

Cuando estoy en el hospital, herido por mis propias manos o sin ninguna fuerza en mi cuerpo, todos los doctores me parecen el mismo, todos entran a mi cuarto para decirme que tú has muerto, para decirme que soy viudo.

Es una pesadilla de la que no puedo escapar.

Veinticinco años han pasado desde ese dia.

Recostado en la cama del hospital psiquiátrico me doy cuenta de que tengo más de cuarenta años, que mi pelo es color negro y mis tatuajes son solo manchas en mi cuerpo, los cuchillos que me he pasado por ellos los hacen irreconocibles.

Que dirías de mi si me vieras?

Mis amarillentos ojos se van cerrando, las fuerzas están abandonando poco a poco mi cuerpo pero yo solo pienso una cosa:

Que ojala en otra vida…

Tú y yo…

Podamos…

Ser…

Felices…

AU's  SpainRp y Marvella ViceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora