Prólogo

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Aplausos, gritos, gente que repite una y otra vez lo afortunada que soy.
-¡Clove! ¡Clove! ¡Clove! ¡Clove!
Tengo unas rosas blancas en la mano izquierda y un vestido azul celeste puesto.
Saludo sonriendo orgullosamente. Tal y como soy.
El maestro de ceremonias Ceasar Flickerman se acerca y me dice:
-Clove, dime ¿qué se siente haber ganado los juegos del hambre?
¡Lo sé! Es increíble. Estoy emocionada y por llorar. Espera, ¿por llorar? Yo no soy así.
-Bueno Ceasar la verdad es que--
-¡Clove!- me interrumpe un hombre enojado.
-La verdad es que--
-¡Clove!
Maldición. ¿Qué le sucede?
Volteo a ver hacia el ruido. Es un niño casi de mi edad (doce) con pelo rubio y ojos azules.
Me mira con ojos muy abiertos. Ladeo la cabeza. No entiendo.
-¿Quién rayos eres?
Me hace otra seña con los ojos y luego con la mano. Me dice que me acerque.
-¡Clove!- grita otro hombre.
-¿Ahora qué?
Salto de la cama.
-¡Clove!
Mi hermano golpea detrás de la puerta y grita mi nombre.
¡Todo era un estúpido sueño!
Quiero golpear a alguien.
-¡Clove!
-¿Qué?- pregunto bruscamente.
-Es hora.
Es hora. Hora de mi entrenamiento. Verán a los cinco años decidí que quería ganar los juegos del hambre y desde entonces practico para eso. Sé que es un sueño loco pero da igual... Lo lograré.
-¡Ya voy!
Me levanto y me visto. Me pongo unos pantalones de cargo y una playera de algodón blanca.

Los ojos son la ventana del alma...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora