¿¡Por qué a mi!?

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Bajo las escaleras. Mi hermano, Mike, me chifla. Sonrío vagamente. El no es feo. Tiene pecas al igual que yo, sin embargo yo soy delgada y aparentemente frágil. Aunque no lo soy. El es grande y fuerte. Tiene el pelo rizado como mi padre. Pero yo lo tengo lacio como mi madre.
Mi padre es un agente de la paz y mi madre una banquera del capitolio que nos abandonó por trabajo a mis ocho años. Cuando terminamos de desayunar tomamos nuestras maletas, y nos vamos a la escuela en autobús. No me despediré de mi padre. El nunca fue amoroso conmigo. ¿Por qué serlo yo?
Ya tengo doce desde el sábado y ahora ya puedo vivir aquí. Verán, este lugar es un internado y te puedes quedar desde tus doce años y eso es exactamente lo que haré.
Llegamos a la academia y mi hermano me pide una habitación y una a el ya que prometió tomar una habitación hasta mis doce años. Este año Mike cumple dieciocho y si este año le permiten ser voluntario estoy segura de que ganará. Mi familia estará honrada y yo podré ir a los juegos y tal vez ganar.
Doy un pequeño tour por la academia que esta exactamente igual que como Mike la describió.
Voy a mi zona favorita. La de los cuchillos. Abro una caja de cristal que esta en una mesa blanca. Hay unos cuantos cuchillos. "Soy rebelde" me repito. Tomo unos cuantos y los guardo en mi maleta.
Mike me hace una seña para que vaya con el.
-¿Quieres ver mi habitación primero que nada?
Asiento sonriendo. Su habitación en grande y elegante. Solo para el. Les dan unas habitaciones así a los de dieciocho.
El se instala, yo me despido y me voy al centro de la academia. Me dan una habitación y entro a ella. Me instalo. Oigo a alguien tocar. Le dejo pasar gritando "entra".
Un chico rubio con ojos azules como un año mayor. El chico de... de mi sueño. No el de mis sueños el de mi sueño de esta mañana...
Me le quedo mirando.
Mueve sus manos enfrente de mi para regresar a la realidad. Lo cual funciona.
-Ah... Disculpa, este es mi cuarto.
Su voz melodiosa me deja soñando despierta.
-Ah, ¿qué? No. Esta es mía.- digo controladora- Espera...
Volteo a ver atrás de mi. Tengo muy mala suerte. En esta habitación hay dos camas.
Me aviento sobre una y el sobre otra. Ambos controladores.
¿¡Por qué a mi!?

Los ojos son la ventana del alma...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora