Los ojos son la ventana del alma...

¿Qué miras?

Will entra en mi cuarto. Tal vez esto no sea tan malo después de todo.
Me sonríe.
-¿Qué te parece?- dice abriendo los brazos.
¿Acaso espera un abrazo? Aunque estoy no muy segura sí eso es lo que espera, lo abrazo. En fin... ¿ya somos amigos, no?
Cuando me alejo, me mira algo apenado. Le sonrío para calmarlo, o eso creo, ya que solo se ve peor. Casi con cara de terror.
-¡Ya cálmate!- le digo sonriendo.
El menea su cabeza y entra al cuarto mientras deja sus maletas en la cama.

Al par de horas, cuando vamos a entrenar, Glimmer, obviamente, se va con Cato. Pero Marvel, en cambio se nos acerca con una sonrisa en su rostro.
-¡Chicos!- nos dice, pero lo oigo vagamente porque no puedo dejar de mirar por detrás de su hombro. Cato estaba sonriendo y hablando con una chica, quien, lamentablemente, no es la flacucha de Glimmer. Es una alta (y cuando digo alta, me refiero a casi del tamaño de Cato, lo cual ya es más que mucho), toda curvada, de piernas largas y pelo morado, chica que ríe al lado de mi amigo.
-Am, Clove,- oigo- ¿qué ves?
Trato de ver a Marvel, quien creo es el que me preguntó que veía. Siguen mi mirada.
-¿Quién es ella?- pregunto de forma inconsciente. Seguro que Marvel debe de saber.
-Ella es Kat. Katherine, creo. Es la nueva compañera de cuarto de Cato.
Entonces lo miro, tratando de buscar algo que me indique que lo que dice es broma. Pero no lo es.
Asiento.
Me les quedo mirando. Cato sonriéndole apuestamente, mientras que ella ríe torpemente mientras le toca el brazo. Es asqueroso.
Supongo que sigo hipnotizada cuando no reconozco la voz que me grita:
-¡Clove!
-¿¡Qué!?- respondo gritando.
Oops. Quien me acababa de gritar era mi hermano.
Parpadeo varias veces.
-Mike...- digo lentamente- sólo trataba de ver la zona de entrenamiento de... de--
Simplemente no puedo parar de mirar. ¿Quién diablos le permitió pintarse el pelo de morado?
-¿Podemos hablar, Clove?- me pregunta. Por suerte no se le oye molesto en su tono de voz, pero sí se le oye triste o preocupado.
Miro a los chicos y les hago una señal distraída para que se adelanten a entrenar y nos veamos allí.
Nos alejamos unos pasos y trato de concentrarme en él. Miro su ojos, sus verdes y profundos ojos, ahora al go decaídos.
Da un largo suspiro.
-Hubo un accidente.- Frunzo el ceño. ¿De qué habla?- Nuestros padres hacían su trabajo en la patrulla como siempre, y... el Capitolio mandó un bombardeo accidental- los ojos se le llenan de lágrimas.
Empiezo a caer en cuenta él me da un fuerte abrazo, pero lo aparto.
Me voy caminando lejos. Todo empieza a dar vueltas y siento un nudo en la garganta. Mis ojos dan vueltas por la sala. Hay tanta gente que, por suerte, nadie siquiera me voltea a ver, salvo mis amigos y Mike. Will me pone una mano en el hombro, pero ya ni siento nada. Ni veo nada. Entonces me doy cuenta que estoy tendida en el suelo.