Volteo a ver a Cato.
-Hola castaña.- me dice mientras se acerca.
Por un segundo algo en mi estomago da vueltas por el apodo, pero luego me doy cuenta que me está denominando por mi color de cabello.
Le hago una mueca y sacudo mi cabeza.
-Castaña no, gracias.
-¿Y qué tal Clovely? Como Clove/Lovely
-Clovely.- repito sonriéndole.- Aunque puedo asegurarte que soy todo menos adorable, ese está mejor.
Me sonríe.
-Yo no estaría tan seguro.
Alguien detrás de mi se aclara la garganta. Mike. ¡Por poco olvido que sigue ahí!
-Bueno, mejor me voy.- dice mientras me guiña un ojo.
Le frunzo el ceño y abro mucho los ojos. Reprimo el impulso de golpearlo, cuando de repente, desaparece entre la multitud caminante.
Volteo. Cato se me queda viendo con su sonrisa traviesa. Definitivamente notó que Mike insinuaba algo.
Viéndolo ahora, a sus azules y profundos ojos, me doy cuenta de que en realidad parece mucho más grande de lo que es. Quince le calcularía, mínimo.
-Vamos a la habitación.- dice.
Arqueo las cejas y mis ojos se abren como platos.
-¿Cómo?
Sonríe.
-Compartimos habitación, ¿recuerdas?- me pregunta.
Una combinación de nervios, alivio y no sé qué me invaden cuando aclara.Cuando llegamos a nuestro cuarto, aviento mi mochila a su cama por accidente, pensando que es la mía.
Cato arquea sus cejas rubias.
-Sólo dámela ¿quieres?
Me lanza tan fuerte, que cuando me agacho para esquivarla, cae en el estante al lado de mi cama y tira todas mis cosas.
Lo miro molesta, pero divertida.
-Lo siento.- dice riendo, al tiempo que cierra la puerta.
Le sonrío y voy a recoger mi mochila.
Cato me ayuda a recoger todo lo que tiró y me pregunta:
-¿Y dime, qué piensas hacer hoy, Clovely?
-Ya es de noche, Catoly.- le respondo imitándolo- Y por si no quedó claro, nada. No pienso hacer nada...
-Dos cosas.- dice viéndome a los ojos.- Primero, no me digas Catoly,- sonrío- y segundo, ¿por qué no? La noche aún es joven Kentwell.
-¿Cómo sabes que ese es mi apellido?- pregunto.
-Yo lo sé todo niña.
Arqueo mis cejas.
-¿Y por qué preguntas? ¿Tú pensabas ir a algún lado?
Me levanto.
-No,- responde.- pero si me voy a quedar aquí hasta los dieciocho, no pienso quedarme sentado a esperar.
Me quedo pensando un segundo.
-Bueno, y ¿qué quieres hacer?- pregunto.
Su sonrisa vuelve a iluminar su rostro.Tratar de escapar es más difícil de lo que creí. Cuando decidimos escapar, ya eran las nueve treinta, y cuando terminamos el plan, las diez treinta. A las once encontramos linternas y preparamos muestras mochilas. Y de entonces para salir a las doce, solamente hablamos de nosotros.
Ahora, que nos escondemos detrás de una pared gris plata, vemos que hay, más o menos, unos treinta guardias, por todas partes. Empecé a contarlos saliendo de la habitación pero, para ser sincera, dejé de contarlos después de los veintitantos.
-Creo que esto es una mala idea.- comento al tiempo que miro a ambos lados.
-Tranquila...- me dice y se adelanta. Trato de seguirle el paso.
Nuestro plan era que íbamos a salir del internado para subirnos al techo de la institución y ver las estrellas.
Cuando logramos pasar un par de guardias y llegamos casi a la puerta de salida, el gato negro nos atrapa. Ósea que los guardias nos atrapan.
Las linternas me ciegan temporalmente, pero cuando logro ver, unos ocho guardias se nos acercan corriendo.
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Los ojos son la ventana del alma...
Fanfic"Los ojos. Los ojos son simplemente eso. Ojos, partes del cuerpo circulares que nos permiten ver. Algunas personas los llaman 'La ventana del alma'. Pero, ¿realmente podrían llegar a ser algo así? ¿En verdad podrían mostrarnos los sentimientos de lo...