~ Tres ~

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Jack Conway se consideraba una de las personas menos afortunadas de este mundo, pues —después de haber perdido al amor de su vida junto a dos pequeños hijos en una sola noche— intentó terminar con su vida innumerables veces, pero había algo o alguien que lo impedía todas las ocasiones, por alguna u otra razón siempre terminaba viviendo a pesar de que las probabilidades siempre fuesen nulas.

La guerra, las discusiones con mafiosos, tiroteos contra algún ladrón, un horrible atropellamiento, el haber chocado muchísimas veces mientras perseguía a algún sospechoso o ladrón, algún francotirador, a pesar de todo diagnóstico él seguía en pie, caminando hacia su oficina con pasos molestos y fastidiados, que eran básicamente por estar vivo y tener que lidiar con algo tan pesado como lo era específicamente esa mafia.

Al día siguiente a primera hora reunió a toda la malla en su oficina para poder actuar finalmente, pues ya las personas estaban asustadas por el hecho de que el asesino siempre terminaba escapándose del lugar del crimen, siendo que había algún probable psicópata caminando como si no hubiera asesinado ya a 6 civiles totalmente inocentes que llevaban una vida cotidiana bastante ordinaria y sin manchas en su historial.

Las víctimas no tenían una conexión coherente, dejando más en duda el comportamiento del asesino a sueldo, haciendo que el superintendente se enfureciera más al no encontrar una buena razón para arrebatarles la vida a estas personas.

—Bien, nenazas, todos sabemos qué estamos haciendo aquí.—caminaba frente a un pizarrón donde tenía un mapa de Los Santos junto con cuatro rostros a oscuras, uno encima de los otros tres.

—Se sabe principalmente que hay, como en todas las mafias, un cabecilla.—apuntó con su índice a la cabeza oscura superior.—Y como toda mafioso con gran poder, tendrá personas que sigan sus órdenes y esos son:—movió su dedo a la cabeza oscura del lado derecho.—su mano derecha,—apuntó a la del centro.—su mano izquierda y—siguió con la izquierda.—y al ser una mafia tan poderosa necesitarían más control sobre los seguidores, así que tendrá una mano derecha extra, estos tres comepollas son los más cercanos al líder.

Recorrió con su dedo las tres imágenes oscuras.

—No tenemos conocimiento de las identidades de estos cuatro principales problemáticos, ni una sospecha, son demasiado listos y escurridizos, como cucarachas entre alcantarillas. Pero—

Chocó su palma toscamente contra las imágenes que se sostenían de varios pines.

—Sabemos que son ellos porque siempre dejan su firma, literalmente. Son unos cínicos que quieren que los encontremos, de alguna u otra forma están jugando con nosotros, así que...¿quieren jugar? Nosotros podemos hacerlo.

Arrancó las imágenes de las anteriores víctimas de un jalón para pasarlas entre las personas presentes y los oyentes de las palabras del superior.—No roten las fotos, en algunas pusieron su firma al revés y otras que viene siendo la original, podrán ser unos gilipollas de primera pero eso tiene un significado y quiero escuchar sus ideas para llegar a encontrar algo. Así que sirvan para algo por primera vez en su puta vida y hablen, capullos.—ordenó.

—Esto es una W y una M, ¿como se supone que sabemos cuál es la "original"?—preguntó Paola.

—Se considera que la primera víctima fue cuando usaron la firma original, que viene siendo la W.—respondió Conway acomodándose en su escritorio mientras veía las fotos.

—¿Quienes y cuantas víctimas fueron?—preguntó Leo.

—Han sido seis.—se levantó para apuntar en otra sección del pizarrón seis rostros visibles de tres hombres y tres mujeres.—los informes de cada uno está aquí para que lean algo de ellos y los recuerden.—repartió al azar seis carpetas conteniendo información de la vida de cada uno.—Quiero que recuerden sus rostros, estas personas fueron amigos, conocidos, hijos, hermanos o hermanas de alguien, tienen historia, respétenla.—se volvió a sentar.

—Super.—habló Horacio, haciendo callar a toda la malla por el tono de voz que usó cuando abrió la carpeta de una de las mujeres.—Ella es Patricia Chávez, salía en un programa que yo solía ver de pequeño con mi madre.—Gustabo al escucharlo hablar de su madre no pudo evitar sentir el pequeño tirón de rabia al saber la historia de Horacio con su predecesora.

—De acuerdo, tenemos algo que no teníamos escrito.—se puso de pie para quitarle de las manos la carpeta a Horacio y poner notas en una de las hojas.—Quiero que alguien esté buscando información de porqué abandonó el programa, cual era su nombre artístico, los directores, productores, todo lo que nos pueda llevar a más información sobre lo que no se haya puesto en su curriculum o que esté oculto.

Los miembros de la malla se voltearon a ver entre ellos, para ver quien se ofrecía en hacer tal trabajo tan pesado, y Conway al no recibir una respuesta positiva pronto volteó a verlos demandante.

—¡Vayan, coño! ¡No les estoy preguntando! ¡Alguien vaya a hacer el trabajo!—ante los gritos de su superior, un grupo de policías se fue sin pensarlo dos veces, diciendo "10-4" mientras se retiraban a toda prisa.

—Las demás personas en los informes han de pasar desapercibidas por la sociedad, así que ¿nos enfocamos en los que de verdad importan? Por decir, enfocarnos en esa víctima que salió en la televisión.—preguntó Gustabo, insensible como siempre, recibiendo una mirada de desaprobación de su jefe, y al verla solo pudo suspirar para sus adentros, pues sabía que iba a gritarle de nuevo y había tenido una muy mala noche durmiendo como para querer escucharlo.

—¿Cómo has dicho, gilipollas? ¿Que de verdad importan, anormal? ¿Acaso escuchaste lo que dije hace un momento? Respeto. Les ordeno respeto hacia las víctimas que sus vidas fueron arrebatadas por una ¡mafia de mierda! ¡Así que no quiero que vuelvas a faltarle al respeto a las personas fallecidas! ¿Me oíste, estúpido gilipollas?—le gritó frente a todos sus compañeros, haciendo que Gustabo se cruzara de brazos y asintiera, para nada arrepentido, solo siguiendo la corriente para evitar un drama frente a todos sus compañeros.—¡Bien!—le gritó muy cerca de su rostro, aún molesto.—¡Ahora, regresemos con las pistas!—regresó a su escritorio.

—He estado viendo las firmas y al ser artista identifico que los trazos largos en la W del centro me dan a entender algo.—habló uno mientras se acercaba al super.—¿Ve esas líneas largas? No creo que sea estético, es una pista del verdadero nombre.—Conway lo vio y asintió.

—Bien hecho, nenita, ahora tú te encargarás de encontrar el significado de la firma, artista.—el oficial solo suspiró y asintió, acatando órdenes, retirándose con el código policial.

—Horacio y Gustabo, quiero que vayan a investigar de primera mano algo, no vayan con el patrulla, vayan rondando por las calles como ciudadanos. No llamen la atención y asegúrense de traerme información cuando regresen aquí.—les ordenó.—Largo, ya.—ambos entregaron los papeles que llevaban en sus manos y salieron de la oficina.—Y para la mitad de los presentes quiero que vayan a hacer 10-33 y atiendan las denuncias, los demás se quedarán aquí para encontrar cosas, pero muévanse ya.—no esperó a que contestaran, pues sabía que ellos sabían lo mal que les iría si no obedecían pronto.

Sin tardar la mitad se fue a patrullar y el resto ayudando al superintendente.




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¡Hola! Muchas gracias por leer mi historia 💕
Si tienen duda de cómo es la firma de los de la mafia se las dejaré abajito —además de que es la imagen de la historia—, sin embargo es un poco más larga la zona de unión entre las dos "V"

Sin más que decir, ¡gracias!

Sin más que decir, ¡gracias!

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The Law  - Volkacio -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora