~ Dieciséis ~

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¡Hola! Quiero dejar un aviso antes de que lleguen a leer esta parte.
Si sufres de ataques de ansiedad, de pánico, o derivados parecidos, por favor lee este episodio con cautela y tranquilidad.
Hice una playlist en YouTube para que lleguen a escuchar estas canciones tranquilas mientras leen:
https://youtube.com/playlist?list=PL4kDlDIiZ6c0tsdFL65B6IVLNeNWfd9es  (Si tienen problemas díganme y veré cómo solucionarlo)

Por otra parte, recuerden que es importante tratarse bien a ustedes mismos, el amor que brindan es el amor que son. Si quieren hablar con alguien de algo, háganlo. Si quieren gritar, háganlo. Si quieren abrazar a alguien, háganlo.
De igual manera es totalmente válido el NO hacerlo, no tienes nada malo en ti. 💕

Cuídense mucho, priorícense a ustedes antes que a otras personas.

¡Disfruten!

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—No.

—¿No? ¿Esa es tu respuesta, capullo?—Viktor no respondió, haciéndolo de igual manera.

—No sé con quien me está confundiendo, superintendente, pero yo no asesiné a nadie.—veía un punto fijo de la pared de enfrente sin ver como el interrogador recorría toda la sala de manera impaciente.

—¿Cómo cojones sabias del micrófono en la chaqueta de Horacio?

—Estudié en una escuela militar en Moscú, no es nada espectacular.

—¿Y eso qué tiene que ver con la pregunta?—gritó mientras golpeaba la mesa, irritado por el comportamiento desinteresado del interrogado. Volkov se inmutó, ni parpadeó. Llevaban una hora en ese lugar y no había logrado avanzar la investigación de los asesinatos, llevándolo a la desesperación y frustración.

—Que estuve entrenando para saber los peligros, actitudes sospechosas, saber cuál es el arma que porta el enemigo con solo el sonido de un disparo. Se aprende con el tiempo, Conway.—de manera externa estaba totalmente tranquilo, acomodado en la silla para estar más cómodo, mientras que por dentro estaba totalmente desesperado por irse, por volver a ver los ojos bicolor de Horacio, los que tanto le gustaban y que lo veían al alma.

—¿Qué rango tuvo, nenita?

—Cabo.

—Oh, nada mal,—dijo de manera sarcástica. —Creí que alguien tan experimentado como tú iba a ser alguien reconocido.—se burlaba. Se acercó a las imágenes de las víctimas que habían sobre la mesa que estaba frente al interrogado.—Volvamos a lo importante, ¿reconoce a esta mujer?—apuntó a la primera.—Patricia Saldaña. Una de las pocas mujeres que donaba a centros caritativos para ayudar a los ancianos en los asilos. No tiene hijos, no tiene algún familiar al cual podamos contactar para ofrecerles el cuerpo.—Volkov veía atentamente la mujer señalada por el jefe.—Pasado sencillo, una persona ordinaria, calificaciones regulares, escuelas privadas, padres fallecidos y sin ningún hermano...¿no te suena de algo?—hablaba bajito, pareciendo una persona comprensible y amable. Volkov negó.—Bien, pasemos a la siguiente.—pasó a la otra imagen.—Iván Jaramillo, tuvo una esposa pero se terminaron divorciando, contactamos con ella pero se rehusa a tener contacto con su cuerpo y tener algo que ver con su entierro.—se enderezó y cruzó sus brazos.—No tuvo hijos, pero se encargó de enviar a muchos niños huérfanos a buenas manos. Era dueño de un orfanato a las afueras de la ciudad. Esta persona tuvo muy buenas relaciones con los padres adoptivos de cada uno de sus niños. Tiene fama de ser una persona bastante amable.—golpeó varias veces con su dedo índice la imagen de su rostro siendo un cadaver.—Una de las buenas personas, carajo.—volvió a negar en respuesta.

The Law  - Volkacio -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora