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~ 6 meses después ~


—¡Lo estoy viendo por la última cámara! ¡Se dirige a la avenida principal! ¡Den vuelta a la derecha y lo van a encontrar!

El sonido de las llantas chillando por la velocidad en la que se movían hacía eco por la ciudad, alertando a las personas que rondaban cerca de ahí, haciéndolos voltear para ver el movimiento causado por tantos vehículos.

—¡Lo veo, lo veo!—anunció.—¡Lo voy a estar siguiendo, alguien intercéptelo por la 14!

—¡Yo me encargo!

—¡Ten cuidado, gilipollas, que casi me chocas a mí!

—¡Perdón, papá, no te vi en la moto!—el motor siendo forzado a avanzar más rápido fue lo que resonó en el comunicador.

—¡Que calles ese puto motor! ¡Tienes dinero para comprarte algo silencioso, coño!

—¡Cuando lo alcance con mi auto ruidoso me lo van a agradecer!

—¡Como lo vas a alcanzar si le avisas por donde estás con tanto ruido!

—¡No estén peleando, que estamos en medio de una persecución!

—¡Fue Ivanov, no respeta mi auto, Volkov!

—¡Respeto mis huevos!

—¡Ya cállense de una puta vez, coño! ¡Parecen niñatos de primaria!—gritó Conway.

—Horacio, si sigues con esa velocidad te vas a chocar con él o derraparás de manera muy grave.—avisó una dulce y amable voz por el comunicador, preocupado. Entre ellos ya reconocían sus voces, siendo Gonetti quien avisaba de las posiciones y rutas donde podían dar con el objetivo.

—¡Que lo alcanzo, que lo alcanzo!—aceleró más, alcanzando 240 km/h. Veía los edificios hechos un borrón, las personas eran casi invisibles y los autos estaban hechos un trazo de pincel que pasaban a lo largo del cuadro.

—¡Horacio, baja la velocidad!—le gritó Gustabo, con el mencionado haciendo oídos sordos mientras sentía la adrenalina llegando a niveles muy altos, con su corazón latiendo tan rápido que se comparaba con el motor.

—Baja la velocidad, nenaza.—ordenó Conway entre dientes.

—¡COÑO! ¡HA DADO VUELTA!—gritó Gonetti apresurado, haciendo que Horacio frenase de manera bruta, rechinando las llantas y dibujando cosas sin sentido en el pavimento mientras su automóvil daba vueltas sin control hasta finalmente chocar contra un árbol, golpeando en el costado del auto.

—Aagh...joder...—se tomó de la cabeza, adolorido y asustado.

—¡Horacio! ¡Horacio, ¿estás bien?!—preguntó Volkov apresurado.

—¡Horacio!—gritó su hermano igual de asustado.

—¿Héroe? ¡Contesta!—le llamó Greco por el apodo con el que le había comenzado a llamar desde hace tiempo atrás después de que Horacio lo salvara de un secuestro inminente, además de que quería hacerle honor al apodo que le habían dado en la ciudad por sus logros como anterior policía.

Al principio al de la cresta le daba mucha nostalgia escucharlo, pues luego de estar en depresión por un mes entero al haber dejado la policía en conjunto de sus sueños finalmente lo llegaron a convencer de que seguía siendo el místico héroe de la ciudad, sin embargo sólo se encontraba por otros rumbos, ya que aún salvaba y rescataba a muchos ciudadanos sin estar bajo la presión de tener que acatar cada estricta ley junto con la simbólica placa de policía puesta en el pecho.

The Law  - Volkacio -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora