— ¿Gordon?—llamó Simone asustada.
Llevaba varios minutos mirando a su marido en silencio a la espera de que le contara que había averiguado de su hijo, pero su marido no hablaba. Tenía la frente arrugada en un gesto que ella conocía perfectamente. Algo le preocupaba y ella misma estaba empezando a sentir miedo.
—Simone...siéntate, por favor—pidió Gordon hablando al fin.
Simone le obedeció, sentía temblarle las piernas y le costaba respirar.
—Lo sabía...—murmuró en voz baja—Sabía que iba algo mal en Tom, desde el divorcio siempre estuvo raro y con la mudanza...
—Simone, a Tom no le pasa nada—cortó Gordon levantando una mano.
— ¿No?—repitió Simone extrañada.
—Solo está...enamorado—soltó Gordon suspirando.
— ¿Enamorad?—repitió Simone respirando al fin aliviada— ¿Y por qué nunca dijo nada? ¿Y de quién?
—De un tal Bill—contestó Gordon carraspeando.
— ¿Bill?—repitió de nuevo Simone, esa vez toda extrañada.
—Si, de un chico llamado Bill—aclaró sin necesidad Gordon.
Se quedó mirando a su mujer en silencio, viendo como asimilaba la noticia de que su único hijo era gay. Vio como separaba los labios a punto de decir algo, pero nada. Como sus ojos se abrían al máximo a la espera de que le dijera que era una broma pesada...pero nada.
—Simone, no pasa nada—empezó a decir—A Tom se le ve raro porque está muy enamorado, nada más. Sigue siendo el mismo chico de siempre.
—Pero... ¿quién es Bill?—preguntó Simone mirando a su marido.
—Debe ser alguien del pueblo—contestó Gordon encogiéndose de hombros.
—Será, no recuerdo ningún amigo de Tom con ese nombre—dijo Simone asintiendo— ¿Y dónde vivirá?
Gordon no pudo evitar mirar hacia la ventana desde donde se apreciaba parte de la fachada de la tal casa encantada. Su mujer le siguió la mirada sin entender, hasta que una idea se formó en su cabeza.
— ¿Me estás diciendo que Tom y ese chico han...hecho el amor en la casa de al lado?—saltó Simone sin poder evitarlo.
—Querida, no lo sé—se apresuró a contestar Gordon—Solo sé que cuando le hice la misma pregunta miró hacia la casa como si el tal Bill aún estuviera en ella.
Simone le miraba sin poderle creer. Ya le costaba aceptar que su hijo fuera gay, encima ahora descubría que se lo montaban juntos en una casa sucia y abandonada...de solo pensarlo se le revolvía el estómago.
—Podía...nos lo podía haber presentado—empezó a decir carraspeando.
—Ya sabes como es Tom con sus amigos, ni siquiera se atrevía a presentarnos a Andreas por sus pintas—le recordó Gordon resoplando—Georg y Gustav se libran, pero Andreas...
Simone asintió dándole la razón, ese chico no le terminaba de agradar. Con ese pelo rubio teñido y esa manera de vestir y comportarse, por no mencionar que había notado que algunas veces iba con los ojos maquillados, con rimel en sus pestañas y puede que color en los labios...esperaba que el tal Bill fuera de su agrado, si no mucho se temía que le iba a caer mal desde el primer momento en que le viera...
Una vez repuesta del susto y cuando su marido se fue a trabajar, Simone se dispuso a subir y hablar con su hijo. Bien era cierto que de pequeño se lo contaba todo, pero con el paso de los años y el divorcio de por medio se volvió distante y reservado. Pero sabía como sacar a ese niño pequeño que su hijo llevaba dentro.
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El amor nunca muere (Psicofonía de amor)
SpiritualUna voz en el viento le llevó mil y un recuerdos, ¿a quién pertenecía esa dulce voz? ¿Por qué le decía que le seguía amando? ¿Qué fuerza le hacía volver la mirada a esa casa abandonada, como si hubiera alguien espiando por la ventana? "A veces tambi...