Capítulo 16

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Cuando despertó al día siguiente, su primer pensamiento fue para Bill. ¿Lo habría soñado todo? Habían pasado 7 horas desde que leyera el relato y aunque se fue a la cama convencido de que todo lo que había sucedido después fue real, en esos momentos se preguntaba si lo soñó de verdad. ¿Besó a un fantasma en los labios?

— ¡Ridículo!—exclamó levantándose de la cama.

Aún así, se acercó a la ventana...y ahí estaba. Sonriéndole tímidamente mientras que le saludaba con una mano. Le devolvió el saludo sin pensárselo y decidió ir a verlo. Eran apenas las 8 de la mañana y su madre no se levantaría hasta media hora después y podría hablar con Bill unos minutos.

Se puso unos vaqueros y una sudadera ancha y bajando las escaleras corrió a la casa de al lado. Bill le esperaba en la misma habitación que la vez anterior y que él reconoció como suya...del otro Tom, vamos. Entró en ella, pero no le vio. Echó un vistazo a su alrededor, no había nada. Los pocos muebles que pudieran quedar de cuando esa casa fantasma fue algo parecido a un hogar habían sido saqueados por la gente del pueblo y en su lugar solo había telarañas y polvo acumulado.

Pero, cerrando los ojos volvió a ver todo en su sitio de antaño. Su gran cama en mitad de la estancia, la puerta que comunicaba con el vestidor y donde Bill siempre le esperaba por la mañana. Abrió los ojos y sonrió, era allí donde estaba. Se dirigió allí y efectivamente Bill le esperaba luciendo una sonrisa amplia.

En dos pasos le alcanzó y estrechándolo en sus brazos le besó como si hiciera una eternidad que no probaba sus labios.

—Mi Tom...—susurró Bill contra sus labios.

—He vuelto—dijo con firmeza Tom sin dejar de abrazarle.

Continuó besándole sin parar de caminar por la estancia, hasta que su espalda dio con una pared y apoyó a Bill contra ella. Puso las manos en su cintura y le atrajo a su cuerpo sintiendo como empezaba a frotarse contra él.

Gimió contra sus labios y sin dejar de besarse empezó a mover las caderas al compás marcado por Bill, derramándose minutos después en su ropa interior con un profundo gemido.

—Bill....oh...Bill...—gemía con los ojos cerrados.

El orgasmo había sido intenso, se sentía a punto de desfallecer entre los brazos de su amado. Tanto tiempo separados....cada minuto que no estaba a su lado, se sentía muerto por dentro. Tenía mucho miedo, de abrir los ojos y ver que todo era un sueño...pero esa mano puesta sobre su agitado pecho le indicaba que no estaba soñando y que abriera los ojos sin miedo.

Y así lo hizo, viendo una dulce sonrisa que tanto había añorado.

— ¿Disfrutaste?—preguntó Bill en un susurro.

—Mucho, ¿y tú?—preguntó Tom a su vez, viéndole asentir.

Sonrió y apoyó la cabeza en el hombro de Bill suspirando, se sentía realmente cansado. Sus ojos estaban aún cerrados y se quedó dormido sin poder evitarlo, luciendo una amplia sonrisa en los labios...





Unos gritos le despertaron. Abrió los ojos de golpe y se incorporó mirando a su alrededor. Todo estaba a oscuras y sentía mucho frío. ¿Qué había pasado?

— ¡Tom!

La voz de su padrastro le hizo maldecir por lo bajo. Se puso en pie y fue a su encuentro dando tumbo por la habitación donde se había despertado. Salió al pasillo y bajó las escaleras con cuidado, no quería caerse y abrirse la cabeza.

El amor nunca muere (Psicofonía de amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora