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|Capítulo 5: True Love|

True Love - P!nk, Lily Allen

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La carretera estaba libre, no había un tráfico con el cual Eijiro tuviera que lidiar, así que pronto llegaron al centro comercial sin mayor dificultad. Se lo tomó con calma a pesar de qué Katsuki quizá había llegado al lugar.

Mina iba maravillada con el paisaje, usualmente las calles de Nueva York o los Ángeles siempre estaban abarrotadas por personas con muchos olores imposibles de reconocer pero Inglaterra se veía tan diferente.

Una vez llegaron al centro comercial el pelirrojo condujo hasta llegar donde se estacionaban los coches y llegó sin mayor problema.

—¿Creen qué Katsuki ya este aquí? —Mina veía cómo ambos bajaban del vehículo haciendo que ella también repitiera la acción.

Eijiro alzó los hombros pero sabía que no tardaría en llegar o eso fue lo que pensó.

—Creo que Katsuki es un idiota. —soltó sin más Shindo, cerrando la puerta trasera del auto.

Eijiro lo vio confundido —¿por qué?

—¿Todavía lo preguntas Eijiro? ¡Tu hermano conduce como su no existiera un mañana! —acusó señalando a Eijiro con el dedo índice.

—Tienes razón. Mi bro es un poco extremista. —Shindo tenía un buen punto y no se pondría a defender al cenizo.

Recordaba la vez que habían ido a una de tantas fiestas de sus compañeros de preparatoria y su auto se había averiado una noche y por ende Katsuki los llevaría de regreso a casa.

Los tres iban totalmente ebrios por tantos tragos esa noche y sinceramente le causaba un poco gracia ese recuerdo.

Había sido una terrible idea.

Aún recordaba como Shindo había caído sobre el pavimento como un costal de papas por no sujetarse bien de él y bueno, Katsuki había acelerado más diciendo: "uno menos".

Luego de convencer al cenizo durante todo el camino de que regresarán por el alfa castaño, lo vieron aún en la misma posición durmiendo como si se tratase de la cama más cómoda del mundo.

Al final Shindo había terminado con algunos raspones y manchas de lodo sobre su camisa. Las leves heridas sanaron rápido gracias al metabolismo de los alfa y su forma de regenerarse fácilmente.

Recordaba como Izuku también había ayudado a que no descubrieran a su hermano en ese estado.

Sin duda era algo digno de recordar ó al menos para él y Katsuki.

—¡Una mierda! Ese idiota me dejó tirado en el pavimento.

—Debiste sujetarse más fuerte. —Shindo rodó los ojos y pronto ambos comenzaron a reír.

—Oye Eijiro. Debes contarnos a Sero y a mí sobre ello después. —Shindo fulmino con la mirada a Mina con un sonrojo en el rostro.

La pelirosa comenzó a reír junto a Eijiro al ver la expresión del alfa castaño.

—Sí, como sea. Debemos apresurarnos antes que llegue el extremista. —los otros dos a sintieron entre risas y comenzando a caminar con tranquilidad para esperar o no hacer esperar más al cenizo.

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—¿Y bien? ¿quieres qué te ayude? —el cenizo había visto el suspiro del menor pero le resto importancia.