Gracias, Jess

> cinco <

Al fin llegó el lunes—creo que solo yo lo esperaba con ansias—. Llegaste tarde a la clase del señor Fillips. Bajaste la cabeza cuando todos se percataron de tu presencia por entrar última al salón.

Tu lugar de siempre estaba ocupado por alguien más y tuve que ocultar mí sonrisa emocionada cuando el profesor te asignó que tomarás asiento junto a mí. Había llegado a clases algo decepcionado porque mi mejor amigo no iba a venir, pero ahora era una suerte para mi.

Te pasaste la media hora dibujando en los márgenes de tu cuaderno, desde flores hasta garabatos sin sentido.

El profesor te llamó la atención cuando vio que no prestabas atención, te pidió que le enseñarás tu hoja. En un mínimo segundo de distracción, mientras el señor Fillips se levantaba de su lugar, y tu pierna se movía más rápido por los nervios, cambié tu hoja por la mía con los apuntes de la clase.

Me miraste de manera extraña, pero cuándo recibí el reproche por ti y el profesor no te dijo más, me sonreíste.

Mí corazón salto de alegría cuando al terminar la clase te despediste diciendo "Gracias, Jess".