> seis <

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En toda la semana no apareciste en la cafetería. El viernes volvimos a cruzar una mirada en nuestra clase de literatura y me volviste a saludar al finalizar la hora. Eso me dio la suficiente confianza para olvidar que el primer día de clases que te conocí, intenté hablarte y me ignoraste de la peor manera, dejándome como un idiota frente a mis amigos. Pero ahora tenia otra oportunidad.

Antes de que cruzaras la puerta de salida te detuve. De los nervios me presente con mí nombre cuando ya lo sabías, pero me tranquilicé cuando resiste por ello. Nunca te había visto reír, a menos que no fuera por que tenia un libro frente a ti.

No sabía que decirte y solo te pedí tus apuntes de la materia para poder estudiar. Me explicaste que no tomabas las mejores notas de clase, pero aun así me diste unas cuantas hojas y oculté una sonrisa al ver todos los márgenes con dibujos y colores. Como aquellos dibujitos que hiciste el día que te sentaste a mi lado.

Seguimos hablando y cuando menos lo noté te había acompañado hasta el aula de tu siguiente clase. Tuve que correr para poder llegar a tiempo a la mía, que quedaba en el salón del siguiente piso.

Pero... valió la pena llegar tarde a la clase de español por una charla contigo.

Gracias, JessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora