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El verano había pasado, y creí que no verte durante esos meses seria bueno para dejar de verte, pero otra vez se me hacia imposible.  Te vi llegar con la misma sudadera gris que llevabas el desde que habías llegado al instituto a principio de año, y como siempre volviste a sentarte sola en el último lugar de la fila junto a la mía. Me quedé un largo rato admirando como sacabas un libro de pasta negra y sonreías al comenzar a leer. La capucha de la sudadera se cayó. Oculté una sonrisa al ver tu cabello negro más corto. Te seguías viendo hermosa.

Unas chicas entraron al aula y luego de sentarse delante tuyo comenzaron a reírse. Te volviste pequeña en tu asiento y la sonrisa se me borró.

Tranquila, escuché lo que hablaban y está vez no se reían de ti.

Gracias, JessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora