> once <

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Me encaminé a tu casillero, en donde te vi guardando unos libros. Quería saludarte.

Unas chicas pasaron por tu lado y vi que te hablaron, por un momento sonreí porque se me cruzó la idea de que hicieras amigas y los directivos así podrían dejar de molestarte, pero me enfadé cuando te vieron con mala cara y algo que te dijeron provocó que cerraras el cierre de tu chaqueta y ya no lucieras tu camiseta corta, que en mí opinión se te veía muy bien.

Cerrasté el casillero con fuerza cuando las dos chicas se fueron y me acerqué. Pregunté que pasó y cambiaste de tema para hablar de una tarea.

Nos volvimos a ver en el horario de salida, estaba haciendo mucho calor ya y tú seguías con la chaqueta. Te dije que te veías muy bien, tus mejillas se volvieron carmesí y un agradable nerviosismo revolvió mí estómago.

Te animaste a desacerté de la chaqueta cuando llegamos a la puerta y admitiste que te estabas ahogando de calor.

Hoy nadie vino por ti, te fuiste sola porque tus padres estaban con sus abogados. Esta vez te di yo un beso en la mejilla como despedida. Y no sabia que eso seria suficiente para volver a casa más feliz que nunca.

Gracias, JessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora