• Capítulo 1 •

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Mi objetivo nunca fue encontrar a alguien que me mire a mi, lo que yo quería era a quién viera hacia el mismo lado que yo.

Nahoya Kawata-

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—Deberías ir a casa, ya sabes, a dormir...— Una voz sonó en la habitación, pero no le pertenecía al chico de cabello nube color naranja. Y si no era la suya, no le interesaba ver al propietario de está, todo le daba igual si no era basado en Nahoya Kawata.

En esos momentos era lo único que de verdad tenía valor, para él.

—Angry, vamos tienes que ir a dormir o por lo menos comer...— La voz volvió a hablar, pero nuevamente fue ignorada por un chico derrumbado ante su hermano mayor, rogándole a cualquier Dios inclusive en los que no cree, poder volver a escuchar la voz ajena desde esa boca, en vida, en ese momento y para siempre, poder volver a sentir sus cariños, ver como lo protege, saber que sigue allí.

Algún rastro, el que sea.

Con la respiración lenta que empezó a tener, levantó la vista, viendo allí a un chico rubio bajito de ojos azules acompañado de un rubio más alto de ojos negro carbón que le veían con lástima y preocupación.

—Estoy... estaré bien cuando Smiley esté bien.. estaremos bien...— Respondió con la voz cortada y rota, ahogando las lágrimas que no podía dejar salir, no se le permitía hacerlo. Pero carajo, necesitaba hacerlo, necesitaba llorar.

Pero no podía, no podía llorar, porque era una jodida promesa.

—Souya, sabes que Nahoya no hubiese...— Mikey se quedó callado cuándo Chifuyu le dio una mala mirada y un codazo, que fácilmente Manjiro le golpearía hasta la muerte pero entendió enseguida la razón de esta. —Lo que Mikey quiere decir, es que tu hermano no va a querer despertar y ver a su hermanito con más ojeras de lo usual y matándose de hambre ¿si? Vamos a comer algo, va a quedarse Baji-San con Draken-Kun aquí y ante cualquier cosa nos van a llamar ¿vale?— El menor de los Kawata suspiró mirando la carita de su hermano con los ojos reprimiendo cualquier muestra de lágrimas, soltó su mano para levantarse he ir a comer algo pero apenas lo hizo sintió unas ganas de volver a tomarla cosa que no dudó en hacer. —No... yo no puedo.. soltarle, no otra vez...— Murmuró con los ojos apagados, ese color tan lindo que una vez tuvo era opacado por el escaso brillo que iba desapareciendo con el pasar del tiempo, volviéndose un recuerdo opacado por el vacío que pueden mostrar dos esferas diseñadas para brillar que ya no se sentían en la capacidad de hacerlo, brillo que solo una persona podía provocarle y que lastimosamente, seguía luchando por mantener su vida, aunque de esto último no podía confirmar nada y eso era lo que más le dolía.

No saber si su hermano realmente quería vivir para estar a su lado.

O morir para superar su pasado.

—Angry, si lo sueltas el va a seguir esperándote aquí, en esta cama, no se irá jamás.— Apareció Mitsuya para consolar al chico de cabello rizado azulado, el cuál no quería separarse de su gemelo porque sabía que si lo hacía lo perdería. —Pero... yo no quiero... que se vaya de nuevo...— Volvió a hablar Souya con la voz frágil, sus sentimientos eran claros, estaba roto en todo aspecto posible. —Y no lo va a hacer, te lo prometo solo ve a la cafetería, los chicos ya compraron algo y come, después volverás ¿si?— Mitsuya abrazaba a el menor y este seguía tomando la mano de su gemelo pero sus ojos estaban en otro lado, no quería mirarlo a la cara porque se iba a derrumbar. —Vale...— Formulo las palabras lo más normal que pudo para separarse dolorosamente de su gemelo y caminar con pasó un poco rápido hasta la cafetería, siendo seguido por los 2 rubios y el peliplata.

Se sentó en la mesa que reconoció del grupo, pues ahí estaba Emma con Hina.

No dijo nada, solo se sentó y recibió el plato que estas le entregaron comenzando a comer sin apuro porque no tenía hambre, solo quería estar con Nohaya, un deseo egoísta y codicioso, aunque no tanto para alguien a quién se le desmorona la vida y le quitan lo poco que le quedaba de esta misma.

—Souya se que no quieres hablar de esto, pero los médicos dicen que si no responde en las siguientes 2 semanas van a declararle muerte cerebral...— La voz de Mitsuya tan calmada le hizo entrar en más pánico, el no quería perder a su hermanito mayor ¿qué iba a hacer sin el?

Vamos, que el puede defenderse solo, si, ¿Pero que va a hacer sin la luz de sus ojos? ¿Sin su forma de ver la vida? ¿Sin su acompañante eterno? ¿Sin su razón de vivir? ¿Sin su mitad de vida? ¿Tenía algo que hacer sin esa persona?

Mejor dicho, ¿podía hacer algo?

—No voy a donar sus órganos, me importa una mierda si hay 200 personas que puedan ocuparlos productivamente.— Escupió Angry está vez con verdadero enojo, es que ¿no pueden tener un poco más de sensibilidad con alguien que está perdiendo a su hermanito desde hace apenas 1 semana? —Angry...— Intentó replicar Mitsuya, pero sabía perfectamente que no lo haría e insistir sería una verdadera falta de respeto hacía cualquier persona que haya perdido a la persona más importante de su vida. —Vale, sin donación, termina de comer y volvamos con el ¿si?— Puso su mejor sonrisa en eso, el contrario pareció bajar el enojo y asintió en respuesta. Se levantó de la mesa sin interesarse en terminar su comida, desobedeciendo a Takashi y comenzó a caminar apurado a la habitación de su hermano nuevamente.

Una vez llegó a está, se sentó en la silla de siempre bajo la atenta mirada de sus amigos, sin decir nada volvió a tomar la mano de su hermano y se acercó a su rostro para acariciarlo con cuidado y dulzura, como solían hacer cuando veían películas hasta tarde en la noche, se desvelaban dando opiniones y creando teorías de lo ficticio, como libros que hayan leído o animes que vieron.

—Yo sé que... vas a despertar y vamos a estar juntos de nuevo...— Siguió acariciando el cabello ajeno con cuidado de no lastimarlo, aunque claro, a ese punto ya era imposible hacerle daño, mientras reprimía sus lágrimas y su garganta quemaba por palabras que no sabía expresar y emociones que no podía controlar. —No me abandones ¿si? Tenemos que... cumplir nuestra promesa y... vamos a ir a ese parque nuevo de atracciones... vamos a hacer un viaje por el mundo y... vamos a liberar a todos los animales de un zoológico... vamos a ser felices juntos, vamos a hacernos millonarios... vivir solos en una mansión, comprar cosas que no usaremos jamás pero... no me abandones, ¿sí?— Sintió a varios de sus amigos salir de la habitación mediante hablaba, alguno que otro llorando como Takemichi aunque era común... ¿no?

Quería convencerse de que era común.

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« Nadie puede ser tan feliz.. » [RanLey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora