« Nadie puede ser tan feliz.. » [RanLey]

• Capítulo 2 •

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Se que te fuiste rápido, pero esta vez de verdad pensé que ibas a quedarte.

Nahoya Kawata-

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Estaba durmiendo con parte de su peso encima del cuerpo de su hermano, el ruido de su corazón y el tranquilo respirar, le relajaba en su totalidad.

Pero su paz se vio interrumpida ante el ruido horrible de la máquina dejando de palpitar para un ruido definitivo, ya no eran palpitaciones si no un constante ruido de lo que con anterioridad eran con pausa.

Asustado a más no poder, pulsó el botón azul repetidas veces gritando por ayuda, su hermanito, ¿se estaba yendo? ¿Porque no se estaba despidiendo? ¿Porque le hacía esto?

—¡Joven Kawata le pediré que se alejé para dejarnos ayudar a su hermano!—
Le levantó la voz una enfermera, aguantando sus lágrimas amenazantes de salir miraba como le hacían un RCP a el chico pelirosa, mientras unos doctores que no logró reconocer preparaban la máquina de electroshock para empezar a resucitarlo. O intentar hacerlo, el sabía que de eso podía no volver, lo sabía perfectamente, vamos, que se lo advirtieron unas 100 veces ya.

Sus ojos rotos y vacíos miraban al ser más importante de su vida abandonarlo de a poco, no podía soportar el hecho de verlo así, pero no podía dejar de verlo.

"Hasta el final"

Con su garganta quemando cerró los ojos y régulo su respiración concentrando todos sus sentidos en escuchar la máquina de fondo ignorando los gritos de los doctores. Porque eso de algún modo iba a calmarlo, según él.

Respiraba tranquilamente aunque su cerebro y mente trabajaban en mantenerle 100% cuerdo a su entorno, sabiendo perfectamente que todo le iba a jugar en contra si abría los ojos.

La razón por la que Smiley cierra sus ojos más allá de la muerte, cuándo sus ojos están cerrados su concentración natural sale a la luz permitiéndole concentrarse en cualquier meta que se auto-proponga siendo consiente de que no lo hace a menudo por la falta de interés en su vida, pero lo a hecho demasiadas veces cuando se trata de Angry.

Desde rastrearle reconociendo su olor a escuchar conversaciones ajenas sin ser descubierto para saber algunos recados de los que Souya hablaba después le iba con el chisme y aunque el peliazul le decía que no lo hiciera, sabiendo que su hermano le hacia feliz saber la verdad sobre un tema "X" lo ocultaria a toda costa aunque para nahoya sea fácil leer a el Kawata menor, pues nació para dar su vida por el.

Y aunque este sea el menor, y si sus padres hubieran creado una vida para salvar a su otro hijo sería totalmente al revés, esa era la forma en que se lo tomaba el de sonrisa brillante pues si fuera de otra forma, su vida hubiese terminado unos días después de nacer, no tendría una razón por la cual levantarse cada mañana, una razón por la que aprendió a cocinar, por la que trabaja de día y noche, por la que dejo de estudiar, no tendría razones para ser quién es y quién quizás ya no será.

El único sueño que alguna vez poseyó el mayor, fue ser artista, plasmar sus ideas descabelladas en un lienzo para representar en carne su mente, proyectar sus ideas de diferentes formas, con colores, dimensiones, caras, vacío, espacio, plano, más todo lo que tenga que ver con ello fue su gran sueño, mostrar su representación de la realidad en trazos vacíos de pintura con distintas interpretaciones para el ojo humano que no terminaban de mostrar lo que el quería representar pero eran algo a fin de cuentas, el arte iba más allá del entendimiento de muchos, el arte lo era todo para él y fue lo único a lo que le costó verdaderamente renunciar.

Pero valía la pena en su totalidad para Nahoya.

En su mente, en la mente del Kawata mayor renunciar a lo que le apasionaba, lo que más le gustaba hacer, para ver como su hermano logra todo lo que quiere, se lleva algo a la boca al despertar, en la tarde y noche, estudia en una de las mejores escuelas de Tokio, recibe clases de defensa personal por los mejores entrenadores, domina el japonés, Inglés, español y todos los idiomas que alguna vez mencionó le llamaron la atención, como el Portugués, alemán e Italiano. Estaba en una pandilla que por alguna razón dijo le gustaría probar y su hermano lo cumplió, le llevó a todos los parque de atracciones que encontraba en internet, lo mismo con los acuáticos, le llevó a acuarios para conocer peces de distintas especies, le llevaba a parques de flores para que viera de todo tipo, le llevó a fiestas de fraternidades, resistió a su tentación de tomar alcohol para que el se pudiera divertir sin correr peligro, hizo un millón de cosas por el.

¿Acaso no merecía ser el mejor hermano del mundo? Muchas veces escucho como su jefe le gritaba, lo llamaba inútil, incluso a veces le golpeó o cacheteo y Smiley no hizo nada porque el sueldo era bueno y estable.

Lo llamaban a las 2-3 de la mañana para que trabajara o hiciera cosas extras, su jefe era un completo inútil no tenía idea de que otras cosas pudo haberle hecho, Nahoya no se defendía aunque si quisiera hubiera matado a ese viejo de mierda en 2 segundos.

Hubo alguna ocasión en la que se desmayó de el estrés o cansancio, en la que no durmió ni comió por terminar trabajo que dejaba de lado para estar un rato con su hermanito.

¿Había alguien además de Smiley que mereciera el cielo? ¿Había alguien que se podría comparar con su hermanito? No. No lo había, porque Nahoya Kawata era la persona más pura, bondadosa, amable y tierna que pudo conocer Souta Kawata. Aunque claro, esa es solo su opinión.

Volvió a la realidad cuándo escucho muchos suspiros de alivio y la máquina empezando a funcionar por si sola.

Sus ojos se abrieron de sorpresa viendo la respiración calmada, normal y hecha por el mismo de su hermano.

¿El estaba... respirando solo?

No tenía los tubos de siempre, ni nada en la cara que le indicará seguía sin poder respirar manualmente, tampoco se explicaba el paro pero de algo estaba seguro. Y sus pensamientos fueron acertados por un doctor que se acercó y colocó su mano en su hombro, en una pequeña muestra de apoyo moral que hacía más de lo que cualquiera podía pensar, porque así era.

—Él... ya puede respirar por sí solo.—

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