Palabras bonitas

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Al día siguiente no supe nada de Fernando, no me mando un mensaje, no me llamo y tampoco se pasó por la casa, y así duró toda la semana, empezaba a preocuparme, aunque no debería ya que por culpa de el estoy en esta situación.

Ya era sábado y me dieron ganas de limpiar la casa, normalmente lo hace una amiga de mi abuela pero hoy no puede venir porque está de viaje, así que lo haré yo hoy.

Mientras estába arreglando la sala suena el timbre de la puerta, al abrirla veo que es Christian y lo dejo pasar a la sala, anda vestido con unos pantalones ajustados negros, una camisa olgada color champán, unas converse negras y su pelo oscuro revuelto le daba un aspecto más joven.

-Christian, ¿Qué puedo hacer por ti? - hable mientras lo conducía al sillón para que se sentara

- No Angela, tranquila, hoy no estoy buscando nada especial sólo quería pasar a saludarte - término de hablar con una sonrisa deslumbrante

- Pero veo que estas ocupada - ve toda la sala donde se encontraban unos objetos fuera de lugar, otros más limpios que otros y en otro lado unos productos de limpieza

- Bueno justo cuando tu tocaste estaba limpiando -

- A, lo siento -

- Tranquilo no es nada después termino, tengo tiempo -

- Pero, ¿sería posible que yo pudiera ayudarte? -

- Si, porque no -

- Bien, manos a la obra -

Le dí a Christian un conjunto de ropa que tenía mi abuela por si algún hombre necesitaba quedarse a dormir en la casa. Cuando Christian se cambió nos pusimos a limpiar la casa, lo limpiamos todo rápido, desde los cuartos hasta la cocina quedaron limpios, todo estuvo listo antes del medio dia, para almorzar pedimos comida china y nos sentamos en el sillón.

- ¿Cómo puedes comer con palillos y yo no? - estaba intentando mantener los palillos para poder comer pero se me caían a cada rato, mientras que Christian los agarraba perfectamente y estaba comiendo

- Práctica, son años de práctica -

- Pero no es justo -

- Bueno, toma - me da un bocado y yo lo acepto

- Igualito, no es justo - Christian me quita un grano de arroz de la comisura de los labios, se me queda mirando fijamente y yo me ruborizo y me apeno - Bueno, mejor voy y busco un cubierto -

Me paro y voy a la cocina, ya alejado de él respiro profundo y me relajo, busco el cubierto y regreso a la sala a terminar de comer.

El resto de la comida hablamos de cosas sin sentido, de temas muy profundos y de cosas del día a día. Después de terminar Christian se baño y se dirigió a la puerta.

- Christian.

- Dime princesa.

- ¿Sabes algo de Fernando?

- No, no se nada, pero debe estar en su casa ahorita, después de todo es sábado.

- A, gracias y ¿sabes donde es?

- Claro anota la dirección.

Corrí hasta mi cuarto a buscar papel y lápiz, luego bajé y anote la dirección que me dio Christian me despedí de él y me fui a bañarme y arreglarme.

Narra Christian

Fue muy divertido pasar la mañana con Angela, se le veía preocupada, sólo espero que la información que le sí le sirva de ayuda. Mientras iva en el taxi para mi casa suena mi teléfono.

- Christian

- Hola bebé, ¿hiciste lo que te dije? - la voz de la mujer que estaba al otro lado del teléfono era dulce, siempre era dulce, aunque tuviera más años de los que aparenta

- Claro, te olvidas quien soy yo.

- Hay bebé, nunca se me olvida y menos tus habilidades.

- Entonces deja de desconfiar de mi, además ¿para que llamaste?, ¿ahora que quieres?

- Je je je bebé a ti no se te pasa nada por alto, quiero que vengas aquí hoy en la noche

- Está bien sólo un corto tiempo tengo trabajo que hacer y estoy cansado

- Tranquilo bebé que será rápido, chau, besos - me lanzó dos besos y colgó.

Exalé el aire acumulado en los pulmones y me recosté en el espaldar del asiento tratando de relajarme.

Narra Angela

Me bañé, me puse un vestido de tiras sencillo que me llegaba por encima de las rodillas, tenía un estampado de flores con varios colores, me puse unas zapatillas blancas y me amarre el pelo con una cola alta.

Salí de la casa, paré un taxi que se acercaba y me monté, le indique la dirección que me había dado Christian y se puso en marcha. Cuando llegamos noté que era un conjunto de casas de lujo, y la de Fernando no era la excepción, desde afuera se veía una impresionante casa de dos pisos con las paredes de piedra sin plantas en la parte principal de la casa, con el camino a la puerta de color blanco, a simple vista era una casa seca, dura e imponente. Me arme de valor y me dirigí a la puerta, toque tres veces y nadie me atendió, cuando toque por cuarta vez la puerta se entre abrió y salió música a muy alto volumen, entre, camine hasta el final de un pasillo gris sin ninguna decoración y sin ninguna luz prendida, al llegar al otro lado abrí la puerta y me encontré una sala blanca sin muebles de color blanco y sólo con una pantalla plana de 32 pulgadas, a la izquierda de donde yo estaba se encontraba una escalera que daba al segundo piso; en el suelo había una pareja besándose y desnudandose la una a la otra, estaban tan ocupados el uno con el otro que no se dieron cuenta de mi presencia, subí rápido al siguiente piso, en este la música no estaba fuerte como abajo, a lo lejos se podía oír la voz de Fernando dando múltiples órdenes, entre en un pasillo igualito al primero, si no ponía atención casi podría pensar que lo estaba.

Al llegar y abrir la puerta me encontré con una habitación muy cálida, las paredes estaban pintadas de color marrón, había una puesta de madera que seguramente conducía al armario y otra que seguro era el baño, había una ventana grande con el marco de madera, una cama que era también de madera con cuatro postes sin mucho detalle, las sábanas eran una degradación de marrón a cuadros. Al entrar me quedé inmóvil sin saber que hacer, en la cama se encontraba dos mujeres, una rubia y otra morena acostadas en la cama mientras que Fernando se encontraba encima de ellas.

Ninguno se percato de mi presencia hasta que la rubia al terminar un beso con él volteó la cabeza y me miro, se quedó viéndome y Fernando se volteó a ver que era lo que le tenía captando su atención, al verme se quedó helado sin poder articular alguna palabra, él se bajo y se fue acercando a mi, en ese momento recupere las fuerzas y retrocedi, luego salí corriendo a la calle, no quería saber nada, no quería estar en ese lugar, no quería saber más nada.

Al llegar a mi casa, a mi hogar, a mi lugar tranquilo sin cosas que me alteraran, fui corriendo a mi habitación y me encerré en mi cuarto a llorar, al segundo de haberme metido en mi cuarto suena que se habré la puerta de entrada y que se acercan a mi cuarto, él se sienta en el piso y se recuesta el la puerta.

- Lo que viste no es nada de lo que piensas, la verdad no es lo que viste. Lo siento pero no puedo decirtela, no ahorita, perdóname.

Me senté en el piso, me recoste de la puerta y seguí llorando desconsoladamente.

- Por favor, por favor, no llores, no hagas que tu hermoso rostro muestre dolorosas expresiones que hacen que se me parta el corazón, no derrames lágrimas que no sean de felicidad, por favor por favor no llores. Angela, abre.

En ese momento no estaba con ánimos para discutir así que me paré, le quite el seguro a la puerta y me acosté en la cama tapandome completa hasta la cabeza con la sabana. Mientras lloro escucho cuando se habre la puerta, entra y la vuelve a cerrar, se acerca a la cama, se acuesta en la parte vacía de la cama y me abraza fuertemente contra su pecho.

- No me gusta verte llorar, por eso, no llores, eres mi pequeña ángel y sólo quiero verte sonreír, sólo podría caber en tu preciosa cara una sonrisa radiante que ilumine el mundo, mi preciosa Angela, mi hermosa ángel.

Enamorando al demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora