La insistente caída de una gota de agua en su mejilla le hizo abrir los ojos con mucha lentitud, sintió un frío que le caló los huesos y le hizo incorporarse del piso, mientras se pasaba las manos por los brazos para tratar de darse calor, su cabello castaño estaba enmarañado y trato de pasarse la mano para peinarse un poco, las gotas de lluvia estaban comenzando a caer con un poco más de frecuencia. Aún desorientada, se puso de pie, ¿se había quedado dormida? Parecía un sueño, pero no se sentía como uno.
"Ay no, no otra vez", pensó al darse cuenta de que no era un sueño y estaba viviendo otro de esos peculiares saltos en el tiempo. "Calmate Valentina, respira", se dijo. Solo en ese momento pudo recordar dónde estaba antes de aparecer en una carretera en medio de la nada. Estaba con Juliana, en su departamento, habían regresado de una fiesta, recordó haber besado a su novia, Juliana fue al baño para darse una ducha rápida antes de volver a la cama para dormir y ella se quedó esperando vestida recostada de espaldas sobre la cama, otra ráfaga de aire sopló con fuerza y se abrazó a sí misma en medio de la calle, trató de ubicarse. La neblina estaba bajando, por lo que debía de haber muchos árboles cerca. Giro su rostro que ya comenzaba a empaparse de agua por la creciente lluvia y a lo lejos, las luces neón le indicaron un lugar para resguardarse mientras paraba la incipiente tormenta.
Corrió llegando justo a tiempo a la tienda de conveniencia de una gasolinera en el momento en el que la lluvia dejó de dar tregua y se desató el diluvio. Trato de recuperar un poco de aire en sus pulmones dejando salir un vaho espeso de su boca por el contraste del aire caliente de sus pulmones con el casi helado ambiente alrededor. El sonido de la campanilla al cruzar la puerta de entrada de la tienda se confundió con el castañear de sus dientes.
- Niña ¡pero estás loca! - dijo la anciana detrás del mostrador que al verla entrar, corrió a su lado tomando de paso una enorme chamarra para arroparla y la condujo hasta un banco en el área de comida de la tienda.
- Pues lo estoy comenzando a pensar - dijo la chica entrando un poco en calor.
- ¿Qué haces aquí? Está helando, y es tardísimo - la mujer se giró para ir a la trastienda, volviendo al poco rato con una taza y sirviendo un poco de café caliente para dárselo a la chica que le agradeció con la voz desvanecida, calentando sus manos con ella - ¿Estás perdida? ¿Te pasó algo? - la anciana estaba muy angustiada observándola de arriba hacia abajo para analizarla.
- Gracias señora, pero además de muriéndome de frío, estoy bien ahora - dijo la castaña tomando un sorbo de café caliente el cual su estómago y el resto de su cuerpo agradeció de sobremanera al sentirse calentado de inmediato.
- Me llamo Perlita mi niña, y no es nada - dijo la anciana regalándole una sonrisa confortable que Valentina respondió de la misma manera - ¿Necesitas algo? ¿Quieres llamar a tu familia? -
- Si, si me permite un teléfono - dijo Valentina deteniéndose al instante - Bueno, esperare un momento si me permite
- Toma el tiempo que necesites niña, y si necesitas algo de comer puedes tomarlo sin problema - la anciana le sonrió y volvió a la trastienda
Valentina tomó un sorbo más de café, acurrucándose más en la chamarra. Miró alrededor tratando. Todo parecía tan genérico a CDMX, ningún anuncio, una señalética, nada le daba una idea. Vio un kiosko de revistas y camino hacia el, tomo un periódico y miro la fecha conteniendo la respiración al leer "Puebla, Mex 13 de septiembre del 2017". Miro al reloj colgado en la pared detrás del mostrador, marcaba las 4 am.
El periódico era de ayer, hoy era 14 de septiembre.
Valentina dejó la taza de café sobre la mesa de servicio con la mirada confusa. ¿Qué demonios hacía ella en Puebla el día de su aniversario? Sin hablar del hecho que jamás había saltado adelante en el tiempo antes, todos sus viajes, al menos los que conscientemente recordaba, habían sido al pasado. Estaba poco más de un año adelante de donde había estado al momento de recostarse en la cama, hacía prácticamente nada, esperando a Juliana. La cabeza le comenzó a doler al tratar de unir algunos cabos sueltos. Al menos el frío se le estaba quitando, pero ese maldito dolor de cabeza no le estaba ayudando nada a pensar.
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Everything's Not Lost
FanfictionTras años de huir a Valentina le ha llegado la hora de enfrentarse con sus demonios, en particular con uno de hermosos ojos color chocolate. Después de haberse ido sin aparente explicación, es su turno de congraciarse con todo aquello que la alejo d...