A la luz de las linternas

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-Xingqiu, vete a ayudar a tu madre. Tu hermano y yo tenemos que terminar de discutir un asunto del negocio y visto que andas con la cabeza en las nubes, mejor sal del edificio.

[Las palabras de su padre no fueron una sorpresa. Habían pasado meses desde que Xingqiu había visitado Mondstadt junto con su mejor amigo y aún no había recibido respuesta alguna proveniente de Albedo. Había llegado ese momento del año en que se iniciaba el Rito de la Linterna y la ciudad de Liyue estaba ocupada tratando de satisfacer las necesidades de todos los visitantes. Al ser mercaderes, la familia de Xingqiu necesitaba enfocarse en vender sus productos. Habían creado paraguas que traían modelos tradicionales inspirados en la linterna de este año y estaban todos ocupados tratando de atender al público y fomentar nuevas ideas para publicitar su negocio. El escritor no estaba interesado lo más mínimo en todo esto. Lo único que quería era visitar las calles para encontrar inspiración y hasta eso se le había negado. Claro que, como su padre le había dicho que se marchara, si terminaba pronto de ayudar a su madre, lograría escapar, aunque fuera unos minutos de sus obligaciones]

-De acuerdo, padre. Espero que podáis resolver lo que tengáis que resolver con prontitud. Si no os veo más tarde, espero que tengáis una agradable noche. Con permiso.

[Una vez dejó aquella sala del Gremio, que le resultaba tan asfixiante, Xingqiu pudo salir a las calles de Liyue y disfrutar del espectáculo que le suponía la decoración de la ciudad realizada para aquel momento tan especial del año

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[Una vez dejó aquella sala del Gremio, que le resultaba tan asfixiante, Xingqiu pudo salir a las calles de Liyue y disfrutar del espectáculo que le suponía la decoración de la ciudad realizada para aquel momento tan especial del año. Sabía que Chongyun ya había soltado su linterna y que otros habitantes de Liyue también. El escritor aún no sabía siquiera qué podía anotar en la suya. Todos los años previos pedía huir de sus obligaciones diarias y nunca se había logrado. ¿Quizás era que los Arcontes tenían previsto algo más grande para él? ¿O quizás pedía demasiado al destino y debía conformarse con su situación actual?

-¿Otra vez te ha echado tu padre de la sala? ¿Cuándo vas a dejar de tener fruncido el ceño, hijo mío? Sabes que, si algo te preocupa, me lo puedes decir y trataré de ayudarte. [dijo su madre cuando Xingqiu entró a la cocina y le dio un beso en la mejilla. El muchacho se había quitado la chaqueta y solo tenía la camisa puesta, la cual, dicho sea de paso, estaba ligeramente desabrochada] Entiendo que tu futuro no haya sido como pensabas, pero quiero que entiendas que esto es lo mejor para ti. Eres muy apreciado en Liyue y ocupas ahora un lugar importante en nuestro negocio. Algún día heredarás parte de este imperio que hemos creado y lo mismo harán tus hijos y nietos.

-Madre, hay cosas que es mejor dejarlas estar. Una de ellas es el futuro. [dijo el joven mientras ponía una mueca de asco al contemplar que uno de los platos que preparaba su madre contenía zanahorias] ¿Puedo ayudarte en algo? Yo hoy no pensaba cenar, ya que no tengo mucha hambre.

-Xingqiu, ya sabes que tienes que comer zanahorias. Son buenas para tu salud-... [unos golpes sonaron en la puerta principal] ¿Puedes ir a abrir, querido? Seguro que tu padre y hermano volvieron a olvidarse de agarrar las llaves de casa antes de salir.

Cristales en la PenumbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora