9 meses

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[8 cartas recibió Albedo mientras seguía trabajando en Espinadragón y retomando la rutina. Había derivado sus experimentos hacia un nuevo terreno en el que trataba de explicar cómo las Visiones podían afectar a seres que habían fallecido. Era un nuevo terreno para él que le llenaba de satisfacción. No obstante, cada misiva que le interrumpía tras 3 semanas de puro esfuerzo era sumamente agradecida]

[En aquellos escritos, Xingqiu hablaba de temas varios. Desde la primera carta que le remitía junto con el borrador de la nueva entrega de sus novelas hasta hojas y hojas argumentando por qué el libro que había leído no tenía un hilo argumental coherente. A pesar del frío y la distancia, Albedo podía oír la voz de Xingqiu en su mente al leer todo aquello y no paraba de sonreír al respecto. Incluso se atrevió a contestarle dos veces para decirle que todo iba bien y que ya había comenzado las ilustraciones]

[Pero algo cambió cuando Albedo recibió la última carta. Xingqiu había sido demasiado escueto en sus palabras. Por si fuera poco, el alquimista notó un cambio en la calidad del papel y la tinta que el joven de Liyue le enviaba. Todo le parecía muy extraño]

-Señor Albedo, [lo sacó de su ensimismamiento Sacarosa. La bioalquimista le ofrecía una fotografía] el mercader que nos ha traído el equipamiento de hoy dice que se olvidó de entregarle esto. Al parecer es importante. Dice que quien se lo envía capturó esta imagen con un daguerrotipo.

[Albedo tomó aquella foto con sus manos y la estudió en silencio. Xingqiu no había mencionado nada al respecto en su carta, pero si se había molestado en enviarlo, tendría que ser importante]

 Xingqiu no había mencionado nada al respecto en su carta, pero si se había molestado en enviarlo, tendría que ser importante]

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-Hmm. Supongo que me informará más adelante de su significado. ¿Sacarosa? ¿Conoces este lugar? [le preguntó el alquimista mientras la invitaba a estudiar la foto]

-No he estado jamás ahí, señor Albedo. No obstante, diría que se trata de alguna zona de Liyue. [comentó ella mientras se ajustaba las gafas]

-Ya veo... Compartimos opinión al respecto. Gracias.

[Albedo le echó un último vistazo a aquella imagen antes de guardarla junto a las cartas. Esperaba que Xingqiu se explicara mejor la siguiente vez que le escribiera o si no, tendría otro misterio que añadir a la lista]

[El problema fue que, tras aquella carta, Albedo dejó de recibir correspondencia. Al principio lo achacó a que el escritor estuviera demasiado centrado en sus labores en el Gremio de Feiyun, pero cuando pasaron 3 meses sin tener noticias, el alquimista empezó a preocuparse seriamente]

-¿Hoy tampoco ha llegado nada? [le preguntó a Timaeus mientras su asistente descargaba la mercancía y empezaba a colocar todo en la cueva]

-No, señor. Las cartas ya no vienen. ¿Ya se ha publicado el libro que estaba escribiendo? Quizás por eso se ha acabado la llegada de sobres. [sugirió el aprendiz]

-No lo creo. [Albedo se llevó la mano a la barbilla, pensativo] Todavía no he enviado las ilustraciones. Y este tipo de actitud por parte de mi contacto no es usual. Quizás debería pedir permiso e ir a investigar lo que está sucediendo.

Cristales en la PenumbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora