Nasser
Mi padre me llamó segundos después de entrar en el coche. Nunca me llamaba directamente cuando quería hablar conmigo; eso era tarea de Paul, su secretario y hombre de confianza. Supuse que se trataba de algo importante. O más bien algo que lo habría cabreado lo suficiente como para que quisiera "reunirse urgentemente". Así que cambié mi ruta de mala gana para pasar por la empresa.
Puede que ese sea un detalle importante para contar esta historia. Han Tiersen, el dueño de la empresa multinacional de electrónicos Tiersen, es mi padre. Un hombre del que desgraciadamente no recibí el cariño que un padre debería dar a un hijo.
Cuando llegué al edificio, encontré en recepción a la misma chica paliducha de siempre que escondía su cara en unas enormes gafas de pasta rojas que conjuntaba con el pintalabios que, a mi parecer, se ponía en exceso. No faltaba día en el que no me diera un repaso de abajo a arriba y me sonriera con un intento desesperado de que yo le devolviese la sonrisa, y sin embargo, me limité a saludarla con la cabeza y preguntarle si podía entrar al despacho de mi padre. Con una mueca, me dijo que sí.
Me extrañó encontrar con él a mi madre también, parada de espaldas frente a un gran ventanal desde el que se veían las mejores vistas de la ciudad. Cortesía de mi padre, que me miraba con el ceño fruncido.
— A buenas horas.— espetó, y elegí no contestar.— ¿Dónde estabas metido?
Mi madre se giró para dirigirme una sonrisa cariñosa como saludo, la cual le devolví. A veces me preguntaba cómo una mujer como ella podía haber acabado con un hombre como él.
— En la playa.
Hizo un gesto de disgusto. Vivíamos en una ciudad costera, pero juraría que nunca lo había visto pisar la playa.
— ¿No me ibas a contar sobre tus planes para este año?.— se levantó de su sillón; siempre lo hacía cuando discutía algo, quizás para verse más intimidante.— ¿Con qué dinero vas a pagarte el máster de arquitectura?
Había acertado, era eso lo que le cabreaba tanto.
— Creía que ese era el plan desde el principio. Es lo que quiero hacer, ...lo sabes.
Mi padre apretó los dientes, pero cuando abrió la boca para hablar, le interrumpió la voz calmada de mi madre.
— Tu padre cree conveniente que comiences tu formación para hacerte cargo de la empresa.
No pude evitar reírme. Tienen que estar de broma.
— Sí, así que ve olvidándote de esa tontería.— volvió a sentarse en su enorme sillón. Con esa tontería se refería a lo que era mi pasión desde que era pequeño, lo que estudié por cuatro años en la universidad y a lo que quería dedicarme en el futuro. Pero eso él ya lo sabía, y me hervía la sangre de pensarlo.— Mañana yo mismo llamaré al rector y...
—No puedes impedirme dedicarme a lo que quiero.— elevé un tono mi voz. Estaba perdiendo la calma. Él siempre conseguía eso.— No pienso ocupar tu puesto, de eso tienes que estar seguro.
Mi padre se volvió a levantar del sillón con una mirada que echaba fuego. Podía ver de reojo cómo mi madre volvía a situarse enfrente del ventanal, probablemente rezando por que no nos pusiéramos a gritar de un momento a otro.
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Souls: Me da miedo perderte
RomanceEn el lado costero de la ciudad, Adine vive atrapada en la nostalgia de todo lo que una vez fue su padre. Se ocupa de la cafetería que le dejó al morir dejando a un lado su futuro en el diseño de moda, a pesar de la desaprobación de su madre. Todo l...