NasserDespués de que Paul se marchara, salí de casa y conduje hasta el cementerio. Se había convertido en una costumbre que me era difícil pensar en dejar. No se si era sano o no, si significaba que no pasaba página o si era raro a ojos del mundo, pero todos los lunes iba a visitar la tumba de mi hermano.
Murió cuando tenía la edad que tenía yo en ese momento, veinticuatro años. Era mi mejor amigo. La persona que más me entendía, la persona con la que más a gusto estaba. Su pérdida me destrozó por completo.
Lo siguiente que voy a revelar puede que haga parecer que estoy loco.
Siempre que visito su tumba le hablo como si estuviese a mi lado. Como las veces en las que salíamos juntos acabando en algún sitio en la nada, y nos pasábamos horas hablando de la vida. Le contaba cómo había sido mi semana, lo mucho que me irritaba mi padre y, a veces, le confesaba que le echaba dolorosamente de menos.
Por eso siempre iba temprano, cuando no solía haber casi nadie ahí.
Para que no me viesen hablando con alguien que no estaba.
— Quiere que ocupe un puesto en su empresa.— murmuré.— Y no puedo hacerlo, Roy. Puede que sólo tú entiendas por qué.
Me senté en el césped y me quedé en trance observando una señora mayor lejos de donde estaba yo, colocando un ramo gigante de flores en una de las tumbas.
— Hay una cafetería que él quiere conseguir. Es de una chica.— tragué saliva cuando recordé a Adine.— Ella también perdió a alguien.
Me quedé en silencio durante quizás segundos, o media hora, hasta que el tono de llamada de mi móvil me sobresaltó.
Saqué el móvil de mi bolsillo para ver que se trataba de un número desconocido. Cogí la llamada frunciendo el ceño.
— ¿Quién?.— pregunté. Se oyó lo que parecía un suspiro de alivio. Y luego, la voz de la chica en la que estaba pensando.
— Soy Adine.— dijo y me reincorporé, levantándome de pie.— Te llamo por qué olvidé mi bolso en tu coche.
Me quedé en silencio unos segundos. ¿Cómo había conseguido mi número?
— No me importa ir hasta donde estes para recogerlo, así que si puedes pasarme la dirección...— Se calló un momento.— No se si estás ocupado...— dijo nerviosamente.
Agité mi cabeza en un intento de despejar mi mente.
— No. No estoy ocupado.— mentí.— Dime dónde estás y te lo traigo.
Esta vez se quedó ella en silencio.
— ¿Podrías ir a la cafetería?
— Sí.
— Muchas gracias.— sonaba aliviada — De verdad.
— Nada.— chasqueé la lengua.— Te veo ahí entonces.
— Sí, hasta luego.
— Adiós.
Después de mirar la pantalla de mi móvil durante unos segundos asimilando lo último, me giré de nuevo a la tumba de mi hermano.
— No sé qué voy a hacer, Roy.— murmuré.
Adine
— Me da la sensación de que crees que Nasser es el mafioso más buscado de America.— me reí por lo serio que estaba Zach.
Llevábamos unos minutos esperando apoyados en la puerta de la cafetería. Zach no respondió a mi broma.
— No sé que bicho te ha picado hoy.— negué con la cabeza divertida.
ESTÁS LEYENDO
Souls: Me da miedo perderte
RomantizmEn el lado costero de la ciudad, Adine vive atrapada en la nostalgia de todo lo que una vez fue su padre. Se ocupa de la cafetería que le dejó al morir dejando a un lado su futuro en el diseño de moda, a pesar de la desaprobación de su madre. Todo l...