decimoséptima noche

166 22 20
                                    

___________________

Sabía con exactitud que regresar a Monterrey sería estar aún más cerca de él. A pesar de que Ilan me había asegurado que la casa estaría en otro lado de la ciudad, el pensamiento intrusivo de que inevitablemente nos podríamos encontrar me revolvía el estómago.

— ¿Ya tienes todo?

El más alto acomoda una de las maletas en la parte trasera del taxi.

Asiento sin muchos ánimos y ambos subimos al auto, el conductor inicia el corto viaje hacia el aeropuerto.

— ¿Llegaremos muy tarde? - niega - ¿Podemos salir algún lado cuando estemos allá?

— Claro, unos amigos me invitaron a una fiesta. Podemos ir si quieres.

— Estaría bien, no quiero estar acomodando cajas toda la noche.

Sonríe — Tarde o temprano tendrás que hacerlo, no te hagas wey.

El señor de mediana edad que manejaba, hace una expresión de confusión al escucharlo hablarme de esa forma.

— No sabía que las relaciones de ahorita fueran así.

Ambos evitamos reír.

— ¿A qué se refiere? - cuestionó.

— No deberías dejar que te diga así, no está siendo respetuoso.

— Es mi amigo señor, no se preocupe.

— ¡Ouh!, como lo siento. Pensé que lo eran por lo cercanos que se notan.

Carraspeo un poco incómoda antes suposición, si bien, el comentario de un extraño haciendo referencia a ambos siendo pareja era extraño, me resultaba aún más raro que no fuera el primero en decirlo. Probablemente la imagen de amistad que dábamos ambos se podía confundir con otra cosa.

Evado esa idea y mantengo la vista al frente para evitar el contacto visual que el mayor trataba de mantener.

...

Con ayuda de Ilan acomodo la pequeña maleta donde venían un par de cosas personales en uno de los compartimentos de nuestros asientos.

Desde aquel comentario dicho por el conductor del Uber, Ilan se había mantenido bastante distante en sus comentarios y movimientos.

El vuelo parece de dos segundos en lugar de dos horas, ya que de pronto en el avión se reactiva el movimiento y los sobrecargos nos indican la salida.

Parecía un verdadero sueño regresar, era casi irreal el que mi cerebro procesara que después de tanto tiempo estuviera de nuevo, en el lugar donde todo comenzó y termino.

Siento las palmas de mis manos sudar y procuro secarlas contra mi pantalón y chamarra, Ilan parece notar el gesto y me ofrece un pequeño pañuelo que saca de la bolsa de su pantalón.

En silencio, caminamos hacia fuera del aeropuerto en espera de otro auto que nos lleve al nuevo departamento cerca del centro de la Ciudad.

Subimos nuevamente todas nuestras cosas al auto y poco a poco me doy cuenta que la ruta que sigue no lleva al centro, sino a una parte de un bosque que conocía a la perfección. Finjo demencia cuando Ilan me pregunta si reconozco el lugar a dónde nos dirigimos y mantengo la vista en la arboleda, que conforme nos adentrábamos se hacía más densa.

Nos detenemos en una de las orillas del camino y el chico se baja así sin más.

— ¿Y las cosas? - pregunto asustada.

lights on; barcagamer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora