sexta noche

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Desde aquella noche en la que ambos habíamos hablando sobre lo que sentíamos, Diego prefirió tomar su distancia al momento de contar los cuentos. Seguía haciéndolo, ya que me lo prometió, pero ahora desde el sillón frente a mi cama, permanecía unas horas en ese lugar esperando que yo duermiera y, luego salía silenciosamente de mi habitación para no despertarme.

Era una rutina, incluso ya me había acostumbrado a no sentir sus brazos rodeando mi espalda y cintura baja mientras dormía.

Específicamente ese día, era de los muchos en los que Diego había preferido salir con sus amigos que permanecer encerrado en la casa. Además, era la excusa perfecta para que ninguno de los dos hablara sobre lo sucedido semanas atrás.

Me resultaba difícil verlo a los ojos cuando por causalidad nos encontrábamos en el pasillo para ir a la cocina, o cuando mientras contaba su historia lanzaba miradas furtivas, casi como si no quisiera que yo me percatara.

Abro la ventana de mi habitación, dejando que la brisa fría de la noche refresque el calor encerrado desde hace unas horas. Me animo a tomar asiento en el pequeño sillón que había en el balcón, afuera había un par de chicas jugando y tomándose fotos con sus teléfonos.

Suspiro y miró a la luna. No puedo evitar recordar lo que él había dicho. El astro estaba en su punto más alto, brillando con una intensidad increíble, sin duda era una de las cosas que más me agradaban de la noche.

Un carro se detiene en la entrada del edificio, de este bajan Diego e Ilan, ambos gritan y cantan borrachos una canción de Selena Quintanilla, asustando a las niñas del otro lado de la calle. No les presto atención, él tenía llaves y era su responsabilidad cuidarlas porque no pensaba ...

— ¡YA LLEGUE MI AMOR!, ¡POR FAVOR ABREME QUE NO ENCUENTRO MIS LLAVES!

Sabía que nos metería a ambos en serios problemas si no bajaba en ese instante, los vecinos presentarían una queja y no quería lidiar con ese par de señores en este momento.

Calzó mis pantuflas y bajo corriendo lo más rápido que me permiten estas. De mala gana, recargo el peso de Diego en mis hombros y el del otro chico continúa sobre los de su amigo.

Luego de unos minutos que parecen horas, logró acomodar a Ilan en la cama de Diego, me dirijo hacia el sillón - donde había dejado al castaño - y me doy cuenta que él se ha acomodado en mi cama.

Emparejó la puerta de mi habitación y lo nuevo un poco para que despierte.

— No hace falta que hagas eso, no tengo sueño.

Tomó asiento en la orilla de la cama.

— ¿Al menos te podrías recorrer para que me acomode?

Se hace a un lado lo suficiente para que pueda subirme al colchón y cubrirme con la pequeña frazada de estampado de "Escandalosos". Siento las palmas de mi mado sudar cuando parte de nuestros brazos se rozan.

— ¿Sabes que es lo qué más me gusta de ti?

No arrastra más las palabras, las oraciones que forma ahora son claras y concisas.

— ¿Qué?

Ríe — No podría terminar de describirlo, porque son tantas que incluso podría llenar un cuaderno entero.

— ¿Y entonces por qué me ignoras?

— No se como lidiar con las cosas, siento que después de todo no soy tan fuerte como lo pensaba.

Ambos reímos.

— ¿Acaso acabas de recitar una canción de Intocable para describir tu situación emocional? - asiente - Estar ebrio te afecta.

lights on; barcagamer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora