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"Eres genial..."

Ya está. Era el día. Hoy era el aniversario de sus padres.

Lo tenía todo planeado, y con Kurt no se echaría para atrás.

Llevaba puesto un vestido blanco un poco por encima de la rodilla, era tipo indie.

Se había puesto unos calcetines y sus botas negras.

Kurt no se había arreglado mucho, llevaba unos vaqueros y una sobrecamisa de cuadros con una camiseta en la que ponía no sé qué de hello o algo, Kate no se había fijado bien.

— Vale, todo genial, podemos irnos.

— Bien, y recuerda, que les den.

— Que les den.

Salieron de casa de Kate y fueron a la de sus padres.

La casa de sus padres estaba alejada de allí, pero no sé tardaba mucho en ir.

Era una acogedora casa grande, que con el paso del tiempo había sufrido reformas, y ahora todo era malditamente caro. Ni siquiera sabía si habían reformado su habitación o la de Birdie.

Al llegar a la casa, llamaron al timbre incontables veces, sólo para fastidiar.

Abrió su madre. Kurt estaba un poco incómodo, pues no todos los días te encuentras a la madre de la chica que te gusta y que ella odia.

Porque sí, tenía claro que Kate le gustaba.

Y le gustaba mucho.

— Katherine. —dijo sorprendida por como iba vestida.

Y era normal, ellos iban muy informales comparado con la madre, y seguramente con los invitados.

— Madre. Cómo ves, he venido. Últimamente no tengo mucho que hacer.

— Me alegro que hayas podido hacer un hueco en tu agenda. ¿Quién es tu acompañante?

— Él es Kurt. Un... Amigo.

— Encantada, Kurt, soy Beatrice. Espero que Katherine te haya hablado bien de mí.

Kurt estuvo a punto de decir que no, que Kate le había hablado fatal de ella, pero ésta le dió un ligero codazo.

— Claro, me ha hablado genial de usted.

La señora le miró sorprendido de que su hija realmente hubiera hablado bien de ella.

— ¿Has hablado bien de mí?

— No, pero quiere quedar bien. —Kurt le miró sorprendido, no tenía mucho sentido. Sin embargo tuvo que reprimir una sonrisa por la valentía que había tenido.

— Me lo imaginaba. Pasad por favor.

El salón de la casa estaba lleno de gente, ella le dió la mano y entrelazó sus dedos, y le dirigió hasta la cocina.

— La planta de abajo está súper reformada, espero que la de arriba no —decía mientras le daba un sorbo a su copa de vino—. Ven, ¿quieres ver la habitación de mi adolescencia?

𝘿𝙐𝙈𝘽 - Kurt CobainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora