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Aquí estaré.

Kurt y Kate estaban en la habitación de la rubia, en la cama quitándose la ropa mientras se besaban torturosamente.

Debían tener cuidado con la pierna, pero evitando eso, todo era igual.

Él estaba acariciando su muslo mientras le besaba el cuello.

Ella estaba intentando meter su mano en sus bóxers, pero estaban tan pegados ambos cuerpos, que le costaba.

Dejó de acariciar su pierna y movió un poco la tela de las finas bragas. Metió sus dedos y los movió en círculos mientras ella soltaba jadeos, cosa que le volvía loco.

- Cariño... -jadeó.

- ¿Sí...?

- Más-más rápido...

- Oh, no Katie, así está bien... -ella soltó un gruñido quejándose, le quería hacer sufrir.

Kate enredó sus dedos en su pelo, y tiró de él hacía arriba, para que le mirase. Estaban a la misma altura, por lo que le besó, y luego fue bajando los besos por el cuello. Despacio y dejando leves marcas en éste.

Ambos soltaban jadeos pero los de Kate eran más fuertes.

Kurt metió más para dentro los dedos y Kate gimió su nombre en alto mientras mordía su cuello más fuerte, haciendo que él también gimiera.

Él sacó sus dedos de su centro y dejó una mano en su mejilla para besarla.

Kate aprovechó eso para bajar su mano y acariciar su erección, que estaba pidiendo ser liberada.

Kurt se estremeció ante su tacto, y no pudo aguantar más.

Sacó un preservativo se vete a saber dónde y la embistió con mucha fuerza.

Cuando hubieron terminado, volvieron a empezar, pues querían estar así toda la noche.

...

Cuando Kurt despertó, el sol entraba por la ventana. Hacia un precioso día de invierno.

Kate estaba dada la vuelta con una pierna encima de él. Una posición un tanto incómoda, pero se ve que no para ella.

Bajó al piso de abajo, estaba buscando la cajita donde estaba el kit para pincharse.

Él lo hacía a escondidas de ella, y pensaba que no le había pillado.

Quería dejarlo, pero no podía.

Cuando estaba con ella se olvidaba, pero cuando se levantaba era imposible no acordarse.

Kate bajó las escaleras justo cuando éste iba a pincharse.

- ¿Otra vez Kurt?

- Lo siento. -fue lo único que podía decir.

Y es que en verdad lo sentía, pero necesitaba hacerlo.

- Kurt, no lo entiendes. Eso te destruye, te jode más.

- Lo necesito.

𝘿𝙐𝙈𝘽 - Kurt CobainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora