-No – le miró con rabia aún un poco reclinada –
-Tranquila – le froto la espalda – trata de respirar como te dije
El silencio fue absoluto, Nairobi ya tenía más que controlada su respiración.
-Que me siento fatal
-Es como cuando te golpean el estómago y te sacan el aire – me río – pero tranquila, bebe una botella de agua y con eso ya está
-¿Y Berlín? – buscó Nairobi asomándose al pasillo –
-¡Denver! – murmuré con pánico en la voz –
-¿Para qué le querría? – preguntó Nairobi extrañada, en mi mente repasaba las cosas que habían sucedido y mis ojos se abrieron aterrados – ¿Qué te pasa? Parece que has visto un fantasma
-El botón – murmuré –
-¿Qué?
-¡El botón! – tomé mi arma de la mesa y salí corriendo del lugar – la chaqueta, ¡Su salidita!
Nairobi pronto se unió a mí en búsqueda de ambos.
El primer grito con el nombre de Denver logró que el estómago se me subiera a la garganta, mirando a Nairobi, ambas comenzamos a seguirle a paso apresurado.
-¡Deeeeeeeenveeeeeer! – canturreaba – ¡amigo mío! ¡Ven aquí!
-¡Berlín espera! – corría Nairobi – ¡Joder Berlín!
-¡Detente por favor! – le secundaba –
-Para para para, tienes razón – estábamos de nuevo en esa maldita bodega – puede que Denver perdiera un botón de tú chaqueta, porque se puso tu chaqueta pero ¿Y qué?
-Ya no puedes cambiarlo – susurré –
-Pero puedo castigarlo
Oslo y Helsinki entraron por la puerta apresurados
-No está descansando, no está en museo – Berlín suspiró – ni en túnel, ni en imprenta
-¿Se habrá ido a la verbena otra vez? – volteó a vernos –
-No seas ridículo – ruedo los ojos – seguro se cruzaron de camino, de un lado a otro
-Tranquilos chicos, yo lo busco
-Berlín por favor – se me adelantó Nairobi antes de que le pudiera coger del brazo – entra en razón, entra en razón ¿eh? ¡No puedes pegarle un tiro porque te robó la chaqueta! Es una chapuza, tú eres un tío con clase y eso es una chapuza
-¿Qué pasa con mi dignidad eh Nairobi? – le enfrenta –
-¿Qué?
-Tengo una reputación que mantener... mis amigos de la costa azul han visto mi nombre asociado a esas infamias. Denver ha jodido mi honor
-¡No ha sido Denver! – le grito de frente – ha sido la poli para cambiar la opinión pública y lo sabes, nada les está jodiendo más que llevemos días aquí asaltando, burlándonos de ellos y que no puedan hacer nada, porque el país entero les odiaría
-¡Ha jodido mi honor! – se acerca a grandes zancadas agarrándome del cuello y quitando el cabello de mi rostro – y si alguien jode mi honor, yo lo machaco ¿Entiendes?
-¡PERO EL NO HA SIDO!
-Pero por su culpa dieron con una pista hacia mí – gruñe – estamos hablando de integridad – camina conmigo aventándome hacia Nairobi – es importante la ética Nairobi – le habló a ella pero su dedo me apuntaba – pero también la estética
-Te lo pido por favor – se acercó un poco – por favor, no nos jodas el plan... Berlín
Baje la mirada al escuchar sus palabras en Ruso.
-Nairobi... queda aquí – apuntó Helsinki –
-Helsinki – tomó la punta del rifle – ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a disparar?
-Queda aquí – ordenó –
-No nos vamos a meter en los planes de Berlín – muevo el rifle hacia abajo – déjanos en paz
Helsinki baja el arma y se retira.
-¡Era una broma lo de la chaqueta! – comenzó a gritarle – ¡Era una puta broma lo de la chaqueta! – las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos –
-Tranquila – suspiré –
-¡Era una broma! – levantó los brazos dejándolos caer de inmediato al costado –
-Yo lo sé – murmuró sobando su espalda, pero sin previo aviso se aferró a mi menudo cuerpo rodeándome con sus brazos entre sollozos –
-Tranquilita – palmeaba su espalda, no podía consolar a alguien porque eso desarrolla sentimientos –
-¡Le va a matar! – jadea – ¿No lo entiendes?
-Sobre mi cadáver – murmuro –
-¿No pensarás?
-Si a alguien no se le opondrá Berlín es a mí – susurro separándola – pero o encontramos primero a Denver, o seguimos a Berlín y para eso vamos a salir de acá
-Si salimos nos irá de la misma manera
-No pasará – le limpio las lágrimas – ahora tú vete a tu puesto que necesitamos esos millones – le sonrío – yo me encargo de lo demás
-Ni de coña, te hará pedazos
-No lo hará
-Confías demasiado en tú suerte
-Te aseguro que no pasará – acaricio su rostro tratando de tranquilizarle –
-¿Es por eso lo del beso? – pregunta – ¿Están liados?
Niego.
Porque es difícil de explicar.
Porque el nudo en la garganta se desharía y no quería llorar frente a ella.
Porque debería aceptar que se enamoró de Denver y eso le destrozaría el corazón a Berlín, al menos lo que aún quedaba de él.
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Lena (La casa de papel Parte 1)
FanfictionLas miraditas no pasaron desapercibidas... aunque claro ese no era su asunto, eran cosas de rehenes. Tokio y Nairobi dirigían esa parte, cuando doblegabas a los rehenes ya no tienes mucho que hacer más que aguantar el mayor tiempo posible dentro de...