SHOCK

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Monótonamente me dejé llevar por alguien a la mesa junto a... otra persona, quien me ofreció algo, pero que simplemente lo rechacé regresado lo que me habían dado.

-Compañeros, después de una severa reflexión, he decidido pedirles perdón – levanto la cara al escuchar esa palabra de los labios de Andrés, al igual que la mayoría de los que están dentro de la sala – quería pediros perdón por no... haber sido del todo sincero con vosotros, la inspectora tenía razón – hace una mueca mientras sus dedos rozaban la superficie de la mesa – tengo una enfermedad degenerativa – la mirada de Nairobi fue de estupefacción total, mientras que ella veía los rostros de los demás yo observaba el de Denver, el cual se contraía y podía leer en su rostro lo que pasaba por su mente – bastante cabrona, y mis días están contados pero – caminó a una gaveta cerca – no es mi intención que os pongáis tristes y mucho menos que me compadezcáis – saca una botella con unos vasos – al fin y al cabo se trata de una enfermedad que padece una de cada cien mil personas – sonríe comenzando a servir – y eso me convierte en una persona especial – Tokio no deja de fumar, mientras que Río se mantiene sumido en sus pensamientos, tanto como yo – lo que quiero es invitarlos a celebrar – voltea su rostro al joven – Río – le llama pero este rechaza el trago negando con la cabeza, Berlín se queda meditando un poco las palabras con el rostro serio e impasible pero a la vez con algo de nostalgia en la mirada, levanta su caballito – todos vamos a morir... por eso brindo – comienza a pasar su mirada por todos los que estamos en la mesa – porque estamos vivos, y porque el plan va como un tiro – comienza a reír contagiando a los demás – por la vida

Denver se acerca y toma un caballito para él acercándome el otro, así como Nairobi le pasa el suyo a Tokio.

-Y por el plan – susurra chocando vasos con Denver, quien sostenía un cigarro entre sus dedos, después con Nairobi y Tokio – ¿Qué pasa que no brindas con nosotros?

Río se escabulló por la puerta, a mitad del brindis.

-Que no me apetece justo ahora – sonrío de medio lado – pero sí que brindo por la vida

-Tómalo por mí Lena – clava sus ojos en los míos –

-Estoy bien de verdad – juego con la pequeña copita entre mis dedos –

-Sólo un sorbo

-Ha dicho que no quiere – interviene Denver – Río no ha querido y tampoco se le ha obligado

-Tranquilo Denver – alzo la copita y le doy un pequeño sorbito y después se lo paso – sé que tú me puedes ayudar a terminarlo – le sonrío mientras camino a la salida –

-¿Todo bien? – preguntó Berlín –

-Ajá – contesté antes de escabullirme por el mismo sitio –

Observo a Río entrando al baño y le sigo de manera silenciosa. Me quedo ahí de pie escuchando un video de lo más personal.

¿Qué se creían los de la policía? ¿Qué Río iba a vendernos?

Niego con la cabeza.

Ni siquiera me planteaba la posibilidad de que reclamárselo, me quedé ahí hasta que la puerta del baño se abrió.

Río quedó atónito al verme ahí con los brazos cruzados.

-Lena...

No le dejé siquiera pronunciar nada más allá de mi nombre, y me lancé a sus brazos conteniendo los sollozos.

Sus brazos tardaron un poco en rodearme.

-¿Qué ha pasado? – murmuró recuperándose del shock frotando mi espalda – ¿Qué tienes? ¿Te has hecho la prueba?

-Sí – susurré –

-¿Y...? ¿Salió negativo?

Incapaz de hablar negué con la cabeza, me alejé de él y saqué el instrumento del bolsillo extendiéndolo.

-Son dos rayitas – asiente viéndome con una gran sonrisa y abrazándome – felicidades Lena, vas a ser mamá

-¡Ya sé! – respondí su abrazo sintiendo las mariposas en mi estómago, no, no eran mariposas. Era mi bebé – ehhh Río... el audio

-No voy a entregarles – susurra –

-Lo sé – suspiro separándome de él – sé que la mayoría de ellos cree que estás fuera de lugar, pero tú escogiste esto igual que yo lo hice en su momento

-¿Te has arrepentido?

-He dudado – asiento – pero es de humanos dudar, ¿Cuándo has visto a una persona ser completamente feliz en lo que sea? No digo que esté del todo bien, pero ve lo que estamos haciendo como un arte, sí, es cierto estamos atracando... pero no lo hacemos de la manera conveniente, tratamos de no lastimar a las personas y definitivamente no le robamos a los pobres

-Como Robin Hood

-Exacto – asiento – iré a dejar las pruebas incriminatorias en el lugar donde se supone deben estar – él asiente – ah por cierto ¿Crees que pueda encender mi celular sólo para sacarle una foto a ésta prueba?

-¿Por qué querrías eso?

-Porque la tendré que entregar a la niñata que me hará el favor y no sé si podré conservarla después

-Hazlo con la tableta que te puse – sonríe – sólo quita las protecciones de bloqueo ¿Puedes?

-Claro que sí – asiento – gracias 

Lena (La casa de papel Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora