CRUZANDO LA LÍNEA

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¡ÚLTIMO CAPÍTULO!

¡ÚLTIMO CAPÍTULO!

¡ÚLTIMO CAPÍTULO!




El reloj de Berlín sonó y mandó a traer a todos los rehenes.

Con un largo palo y una tiza al final de este dibujó una fina línea blanca.

-¡Ha llegado el momento de tomar una decisión! – murmuró Tokio desde la escalera – entre convertirse en cómplices y obtener un millón o ser íntegros y salir de aquí – hizo una pausa – la libertad o el millón

Berlín me había colocado frente al lugar donde él se encontraba con aquella chica.

Negando se reprendía mentalmente por no haber sido más consciente de lo que ella estaba pasando, podía ver el miedo en sus ojos... pero Berlín ya se había ensimismado hasta el fondo.

Había perdido el suelo, y no había manera de hacerle regresar.

Ni siquiera su sentido de protección hacia su persona lo podría lograr.

-Si os quedáis con nosotros a ver el final – continuó Nairobi – recibiréis en vuestra casa veinte mil billetes de cincuenta euros, envasados al vacío, como el buen jamón – sonreía de manera amigable –

Tokio y Nairobi dirigían esa parte, cuando doblegabas a los rehenes ya no tienes mucho que hacer más que aguantar el mayor tiempo posible dentro de la ratonera para salir a vivir como la gente sueña con hacerlo, sin más preocupación que la de disfrutar.

-Los que quieran salir, que crucen la línea – ordenó Tokio –

Una chica comenzó con aquel desfile de rehenes que preferían la libertad.

-¿Por qué no me habéis dado a mí la opción de salir? – preguntó Alison –

-Porque tú eres la gran estrella cariño – respondió Nairobi sin inmutarse –

-¿De verdad... crees hay que explicártelo? – preguntó Tokio inclinándose desde la escalera – aparta que estás en el medio

Las miraditas no pasaron desapercibidas... aunque claro, ese no era su asunto, eran cosas de rehenes.

Siempre asustadizos, prestando atención a los más mínimos detalles.

-Bueno – la voz de Nairobi la trajo a la realidad – pues se acaba el tiempo, es ahora o nunca podéis cruzar la línea y salir de aquí o quedaros con nosotros y con el millón.

-Muy bien – bajó Tokio de las escaleras – los que quieran salir, manos a la cabeza, adelante... por la puerta de la zona de carga

Todos comenzaron a desfilar frente a los demás.

Ya estaba hecho, se habían dividido los rehenes.

Aunque por supuesto... eso no quitaba la posibilidad de que alguno, en específico el idiota de Arturo Román, quisiera hacerse el héroe... pero tendría un ojo puesto en el todo el tiempo.

Mientras todos comenzaban a regresar a sus labores, un recuerdo se coló a la mente de Lena.

FLASHBACK

FINCA DE TOLEDO

(Un día antes del atraco)

El piso estaba realmente frío, pero prefería bajar descalza ya que era mucho más silencioso de aquella manera.

Unos ligeros susurros se escuchaban al fondo en donde al parecer el fuego de la última reunión estaba más vivo que nunca.

Sergio: - No te voy a prometer eso – el tono era mucho más serio de lo usual, así que acercó la oreja un poco más –

Andrés: - O me prometes eso ahora, o te quedas esta misma noche sin capitán al mando

Sergio: - Está Elena – sorprendida abrí los ojos, nunca había sido una opción para él debido a la extraña relación que tenía con su hermano –

Andrés: - Ya me conoces – hizo una ligera pausa – puedo ser muy persuasivo, y no tendrías nadie al mando, eso te lo juro

Sergio: - Nada va a salir mal Andrés – respondió – somos la resistencia ¿No?

Una mattina... mi sono alzato,

Bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao cia

Una mattina mi sono alzato

E ho trovato l'invasor

Cuando Andrés se unió por completo a aquel canto, sonreí alejándome de aquella puerta tarareando aquella canción que ambos amaban tanto.

Y Berlín le había enseñado a amarla tanto como ellos.

FIN DEL FLASHBACK

Pero por muy cabeza fría que se tuviera, cuando convives con las personas por tanto tiempo, les tomas cariño.

Quieras o no.

Y eso, no tiene cabida en un plan.

Aunque fuera de la mente maestra del profesor

Lena (La casa de papel Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora