DESCUBIERTOS

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El canturreo de Berlín me ponía nerviosa, le seguía lo más de cerca que podía ya que Oslo y Helsinki le escoltaban.

Cuando tenía una pista no la soltaba, era como un perro con hueso... así que lo más sensato sería que me quedara cerca de él para cuando se enfrentaran.

-¡Denver! – soltó con alivio y mi garganta se cerró – te estaba buscando

-Aquí me tienes

-Resulta que... mi cara no deja de salir en los informativos ¿Y sabes lo que dicen de mí?

-No

-No dejan decir que soy un ladrón, hasta ahí bien, pero también dicen que soy un putero, proxeneta, que abuso de niños y... y todo por un botón – sentencia y mi mano se aferra al arma con la que hago los recorridos en la fábrica – un botón de mi chaqueta ¿Recuerdas? La que tú te pusiste... y que al parecer dejaste abandonado en el coche, un coche que teníamos en Toledo... un coche en el que, por cierto, yo esto seguro no me subí jamás ¿Sabes lo que eso quiere decir?

-No lo sé – la respuesta de Berlín al bajar la voz no me dejó escuchar con claridad la respuesta, hasta que levantó de nuevo la voz –

-Que me acabas de joder la vida – otra exasperante respuesta baja de parte de Denver –

Los apresurados pasos de Nairobi me detuvieron en seco, pero no pude hacer nada para detenerla

-¡Berlín! – con cuidado me acerqué manteniendo la pistola arriba pues Helsinki y Oslo no dejaban de apuntarle a Nairobi –

-Lo siento tío, no me di cuenta del puto botón – algo no encajaba del todo... Denver no era tan mansito – te compenso con 10 o 15 millones de los míos y pa'lante ¿te parece?

-¿Quince millones? – da el visto bueno Nairobi –

-Quince millones, no me jodas, quince millones y a tomar por culo

-Quince millones de euros – susurra Berlín –

-Te lo firmo si quieres, sí

-¿Por un botón?

-Por un botón – rectifica –

-Ya está, quince millones y nos deshacemos del problemita – aparecí bajando el arma ya que los otros dos lo habían hecho igual – Berlín es la mejor manera para que el plan no se joda, ambos sabemos que esto lo podremos manejar

-¿Qué está pasando aquí? – pregunta –

-No está pasando nada – pero Berlín sí tenía un polígrafo en los ojos, sabía que algo estaba mal con Denver –

-Es curioso, venía con la idea de meterle un tiro, así no sé, en el pie para compensar y me están entrando unas ganas de meterte un tiro en la cabeza y no sé muy bien porqué

Nadie pudo esperar ese momento.

La cadena del agua bajó, todo lo que tenía a la vista era la espalda de Berlín, y a pesar de que estaba segura de que nadie diría nada, perfectamente pude ver su mano levantarse hacia adelante.

Pedía silencio.

Y el susurro de Denver con su nombre... lo confirmó.

Nos volteó a ver y yo simplemente cerré los ojos.

Caminando con paso tranquilo me coloqué frente a Nairobi y después de Denver.

Colocó su mano en mi brazo, pero lo solté adelantándome un paso.

-No hace falta – se adelantó Denver en cuanto iba al tercer sanitario, pero no faltó ni una sola palabra, Berlín simplemente levantó un dedo para callarlo –

Lena (La casa de papel Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora