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— ¡MALDITA SEA LANG QIANQIU!, ¡ME LAS VAS A PAGAR!, ¡TODO POR TU CULPA!

Gritos se escuchan en toda la tribu, las mujeres estaban nerviosas, los hombres estaban acomodando todo para el ritual, los niños gritaban de felicidad.

— Sólo un poco más verdecito, sólo un poco.

— VETE A LA MIERDA, VERDECITO TU MADRE, DUELE COMO EL CARAJO.

— A la cuenta de tres... 1, 2... 3

— POR QUÉ ACEPTE ESTA ESTUPIDEZ. NOOOOOOOOOOOOOO.

Después de alargar tanto la vocal, por fin había salido.

Esa estúpida espina de cactus se había clavado en su cola, y al ser una parte muy sensible le dolía como el infierno.

Todo por culpa del Estúpido que tenía como esposo que al correr tropezó y fue lanzado a los cactus que tenía enfrente.

Fin.

No es cierto amigos, sigan leyendo.
Los tqm, gracias por el apoyo.
Ahora sí, el final.

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— MALDITA SEA LANG QIANQIU!, ¡ME LAS VAS A PAGAR!, ¡TODO POR TU CULPA!

Gritos se escuchan en toda la tribu, las mujeres estaban nerviosas, los hombres estaban acomodando todo para el ritual, los niños gritaban de felicidad.

— Sólo un poco más verdecito, sólo un poco.

— VETE A LA MIERDA, VERDECITO TU MADRE, DUELE COMO EL CARAJO.

Hace 6 meses que habían tenido la noticia, todo por los vómitos repentinos y el antojo de algas verdes con un poco de menta sobre ellas que tenía con mayor frecuencia el tritón.

Había sufrido A-Rong, sí. Pero quien más había llorado lagrimas de sangre fue A-Qiu. Los cambios de humor, celos y nauseas las había tenido él y a veces se sentía tan sensible que lloraba porque su bonito esposo no le prestaba atención cuando nadaba, o cuando una vez estaba platicando con el encargado de administrar las perlas o esa vez que Lang Qianqiu se puso a llorar porque no le quiso dar un beso en su frente cuando se pego... Sí, en eso se había convertido el jefe de la aldea.

Desde hace dos años dejaron de ser nómadas y se establecieron en un lugar, la vegetación era tan noble que les daba alimento así como material para que siguieran realizando sus trueques, en caso de que suscitara una emergencia, como que las lluvias arrasaran con todo, tenían las perlas.

Qi Rong resulto ser un buen profesor de la vida silvestre, tanto marina como de la terrestre, a los niños les gustaba estar a su alrededor, les gustaba hacerle trenzas y dibujarse escamas en los brazos, ellos creían que su profesor era la persona más hermosa de la aldea, no les gustaba cuando Lang Qiangqiu iba por él para llevarlo al lago.

El tritón, nunca se había sentido tan feliz en su vida, era querido por los demás, tenía un esposo que amaba con el alma y había encontrado su vocación.
Se sentía completo, pero cada tanto tiempo cuando se encontraba con A-Qiu en el lago, deseaba poder tener un bebé, de esos que tenían dos piernitas y cara sonrosada. Así que cuando supo sobre su estado se lo comunico a su amado esposo y se alegro aún más cuando los cambios hormonales y las náuseas los tenía su compañero de vida.

Había una leyenda en su antigua casa, donde decían que si el amor era tan grande entre una pareja, y quedaran en cinta, el contrario sufriría los malestares del embarazo, esto por protección de la futura mamá.

Sólo había una preocupación, no sabía si su niño sería humano o tritón, hasta donde tenía conocimiento nadie había tenido una relación interespecie, así que no sabía las probabilidades de que saliera como uno u otro.

— No te preocupes por ello, lo amaré igual.

— Más te vale, estúpido A-Qiu. Si querías hacer lo contrario, primero te dejo y me voy con mi hijo.

— Nunca se me paso por la cabeza rechazarlo. ¿Sabes por qué?

— ¿Por qué primero te mato antes de que salga una estúpida palabra contra mi hijo?

— No A-Rong. Porque este pequeño tiene una parte de ti, y eso quiere decir que al menos tiene un poco de perfección. Imposible odiarlo.

— ¿YA ESTAS LLORANDO?

— NO ME GRITES, NO PUEDO EVITARLO.

Esa noche, esa preocupación fue desechada, mientras abrazaba a su sensible esposo y su hijo comenzaba a dar patadas.

Pero no esperaba que al día siguiente su hijo ya quisiera llegar al mundo a primera hora de la mañana.

— TE JURO LANG QIANQIU QUE SI ESTO SIGUE, TE MATO. MIERDA.

— Puja Qi Rong, una más y saldrá.

— MIERDA, DAME TU JODIDA MANO.

Cuando se escucho el llanto frenético del bebé, una mano había sido doblada a más no poder.

El niño envuelto en piel de jabalí fue entregado a sus padres.

Con cuidado Qi Rong lo cargo y le sonrió, lágrimas salían de sus ojos nuevamente, pero perlas eran las que tocaban el suelo, estaba feliz.

Lang Qianqiu se acerco a ellos, después de que la curandera le pusiera un vendaje improvisado en su dolorida mano.

— Hola pequeño, bienvenido.

El bebé tomo la mano de su padre y sonrió, lo destaparon con cuidado, A-Rong mentiría si dijera que no estaba ansioso, cuando vio dos pequeñas piernas con escamas doradas, y unas branquias en cada costado de su cuello lo abrazo con un poco más de fuerza, su hijo era perfecto.

— ¿Cuál será el nombre del niño?

Ambos padres se vieron, se acercaron a darse un tierno y casto beso. El bebé sonrió más, como si supiera que había nacido en un nido repleto de amor, A-Qiu y A-Rong se separaron sonriendo y al unísono contestaron:

Gu Zi.

Fin.

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𝕷𝖆 𝖑𝖊𝖞𝖊𝖓𝖉𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖘𝖎𝖗𝖊𝖓𝖆. 𝕼𝖎𝖚𝕽𝖔𝖓𝖌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora