Epílogo

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-Easter Mordge-

El invierno había vuelto, al igual que yo a mi lugar de nacimiento.

Si, la tortura había acabado, o al menos para aquellos que habíamos terminado con vida, cumpliendo su palabra, la Señora nos dejo salir a todos.
Me dio el mando del internado a lo cual yo me negué rotundamente, no podía tener el mando de un lugar que rompía mi corazón.

Al momento que nos dejó salir de ahí no tuve a donde ir, la idea de "Viajar por todo el mundo" se había ido al carajo cuando Spoke me dejó.
No tenía ganas de moverme, menos viajar. No quería hacerlo si el no estaba a mi lado.

Abroché mi chamarra y caminé entre la nieve hasta llegar a la puerta de aquella pequeña cabaña a la que alguna vez llamé "hogar".
Coloqué en el piso la misma pequeña maleta con la que había llegado al internado y tomé la perilla de la puerta.
La giré y esta abrió.

A mi primer paso dentro de mi hogar el piso rechinó.

-¿Boston?- Una voz algo ronca sonó en la parte alta -¿Boston eres tú?-

Sin decir palabra alguna caminé por en medio de la sala.
El sillón rojo seguía aquí, la chimenea estaba apagada.
Tomé el barandal de madera y comencé a subir la escalera.

En el largo pasillo la primera habitación era la mía.

-¿Boston?- La misma voz sonó

Abrí la puerta y el cálido olor a abandono me recibió. Por lo que parecía mi habitación había sido cerrada ante mi ida, y no había vuelto a ser abierta.
Mis peluches tenía polvo, la cama llena de pelusas.

Recuerdos de mamá jugando conmigo en esa habitación inundaron mi mente, y luego de ello una oleada de recuerdos de mi padre abrazándome todas las noches después de la partida de mi madre.

Suspiré y cerré la habitación dirigiéndome a la siguiente.

La habitación de papá, la que alguna vez también fue de mamá.
Esta se encontraba ligeramente entrecerrada.

-Bost...- Su voz se cortó al verme

-¿Estephanie?- En un hilo de voz el nombre de mi madre fue pronunciado 

Retiré mi chamarra y la coloqué en una silla que tenía a lado de su cama.

-No soy Boston- Vacilé -Y mamá murió hace quince años-

-...No puede ser- Susurró

El estaba acostado en su cama con las cobijas hasta el pecho, su cabello se había tornado blanco y las arrugas se habían apoderado de su rostro


-Hola papá- Le regale una débil sonrisa

-Mi niña- Su voz era demasiado baja y sus ojos comenzaron a soltar lagrimas -Volviste- 

-Eso creo-

Se removió en su cama hasta quedar sentado -Ven- Abrió sus brazos a mi y mis ojos comenzaron a arder

-Papá- Me lancé a sus brazos escondiéndome en su cuello

Las lagrimas no tardaron en salir. 
Papá había sido quien comenzó lo que se tornaría en mi mayor pesadilla.
Quería odiarlo, quería gritarle que por su culpa no era feliz, quería reclamarle que me dolía cada respiración que daba y en cada latido mi corazón se rompía un poco más.
Pero yo lo había extrañado tanto, extrañaba sus toques en mi cabeza, extrañaba su voz, sus pocos abrazos.
Extrañaba estar en casa y sentirme segura.

Por que algún día llegué a tener un hogar que tuvo nombre y apellido, pero él había sido un hogar temporal.

-Fue horrible- Susurré a su cuello entre llantos -Fue tan horrible-

-Lo siento tanto hija mia- Dijo

Me separé de él y pasé el dorso de mi brazo por mi nariz.

-Siéntate hija- Tomé la silla y la acomodé cerca de la cama

-Estás hermosa- Acercó su mano a la mía y la tomó dándole pequeños cariños -Eres igual a tu madre-

-Algo- Respondí débilmente

-¿Ganaste?- Preguntó

Asentí y una gran sonrisa se formo en su boca -Felicidades Easter-

Negué con la cabeza -No-

-Dejé morir a muchas personas- 

-Era algo que tenía que ocurrir- Me dijo

-No, papá, eran buenas personas- 

-Lo se-

-El no tenía que morir-

-¿El?- Preguntó

-Ellos, ellos no tenían que morir- Corregí rápidamente

-Lo siento-

-Tu madre pensaría que fui horrible padre- Agregó al instante

-No, no, no- Tomé su mano con ambas manos -No fue tu culpa, era el sueño de mamá, tenía que cumplirlo-

El bajo la mirada y negó -Abre la ventana Easter-

Me puse de pie y recorrí la cortina, seguido de eso abrí la ventana dándole la entrada al frío aire de Adelaida.

-Vas a enfermarte- Hablé cerrándola nuevamente

-Como sea, solo no cierres la cortina - Demandó

-¿Que es lo que ves afuera Easter?-

Arrugué mi ceño -¿Nieve?- Pregunté sin entender

-¿Qué más?-

-Um, un árbol, el pasto cubierto de nieve, la entrada de la casa- Volteé mi vista al cielo -Y nubes- 

-Eso- Dijo el

-Easter, pase diez años de mi vida asomándome todas las mañanas esperando que volvieras, y los otros cinco estuve acostado aquí donde me ves, pidiéndole a Boston que abriera las ventanas para ver si el cielo volvía a ser azul-

-Boston eh- 

-Un amigo-

-Pensé que no tenías amigos- Intenté bromear pero el ánimo no me daba para tanto

-Tenía que hacer algo mientras no estabas-

-Tuve tanto miedo Easter- Retomó la plática - Hasta hace un mes el cielo comenzó a volver a ser azul, pero desde hace un mes no volvías, y creía que jamás lo harías-

-Me entretuve un poco-

-Eso veo- Respondió

-En un rato más iré a visitar a mis compañeros- Hablé volteando a ver la ventana

-A donde iras- 

-Al cementerio del internado-

-¿No piensas llevar a tu viejo padre?-

Reí ante aquel comentario -¿Quieres ir a ver muertos?- 

-Al fin y al cabo no falta mucho para que también me entierres-

Negué con la cabeza 

-Si, quiero ir Easter- Aclaró

-Bien, viejo padre- Repetí su frase

-¡Llegué Oliver!- Una voz sonó en la planta baja gritando el nombre de mi padre

-Boston- Aclaró mi padre en voz baja a lo que yo asentí

-Oliver debes cambiar esa puerta, rechina demasiado- Boston habló entrando a la habitación ignorando mi presencia por completo

Papá se aclaró la garganta mientras me daba una señal con la cabeza para acercarme a el.

-Boston, ella es Easter, mi-

-Tu hija- Interrumpió Boston dándome una mirada de arriba a abajo

Calculaba que Boston tenía unos veinte, quizás veintidós, era de cabello negro azabache, ojos azules, su nariz tenía pecas y era muy alto a diferencia mio.

-No estás tan mal- Habló -Verdaderamente yo ya pensaba que habías estirado la pata-

Arrugué mi ceño ante tal expresión

-Ya sabes -Continuó - que colgaste los tenis,  que te había cargado judas, que pasaste a mejor vida-

-Boston- Mi padre habló intentando detenerlo

-Que estabas muerta- Concluyó a lo que yo asentí 

-El punto es que es un gusto conocerla damisela, Boston Schmidt - De alguna manera se las arregló para tomar mi mano y dejar un beso en el dorso de ella. La retiré rápidamente y la limpie con mi suéter

-Easter Mordge- Respondí

-Boston ayúdame, acompañare a Easter a ver a sus amigos-

-Como digas Oliver- 

-Permiso damisela- Pasó a un lado de mi y ayudó a mi padre a ponerse de pie 

-Sal de la habitación Easter, me cambiaré-

Asentí y cerré la puerta detrás mio


                                                                                                °°°


Boston abrió la puerta y me extendió la mano 

-Déjeme ayudarle a bajar damisela- Habló imitando un acento francés

-Tu acento apesta- Sin tomar su mano bajé y caminé a los jardines del internado

Abrí la pequeña reja que tenía y me adentré a el esquivando todas las lapidas de los otros

-¿Y tus amigos?- La voz de Boston sonó a lo cual yo rodé los ojos

-¿No vas a saludarlos a ellos?- Habló mi padre ignorando a Boston

-Puedes saludarlos tu si así lo deseas, yo no vengo a verlos a ellos- 
Divisé aquel roble antiguo que hacia su sombra cubrir la lapida que yo buscaba
Sonreí débilmente y corrí hasta ahí.

-¿Quién es?- Preguntó mi padre, quien venía detrás de mi en una silla de ruedas que era movida por Boston

-Spoke Evergraden- Leyó Boston

-Un viejo... ¿Amigo?- Dudé mientras colocaba flores nuevas en el lugar de las marchitas

-¿Amigo?- Preguntó -Es raro que sea un amigo y que solo vengas a visitarlo a el-

Suspiré -El fue quien pinto mi cielo de azul- 

Acaricié la lapida y deje mi frente caer en ella, cerrando los ojos intenté recordar su sonrisa y lagrimas brotaron de mis ojos.

En la vida es fácil querer morir, es una decisión rápida y te saca de todos los problemas, quita dolor, quita culpa, quita todo, y deja una pez interior a su paso.

Lo difícil es vivir, es esforzarse día a día para llegar a lograr tus metas, lo difícil es levantarse todas las mañanas y cargar el peso del mundo en tus hombros, lo difícil es no rendirse.

Y tu y yo siempre elegimos lo difícil cariño, así que desde hace un año elijo vivir por ti, y lo seguiré haciendo todos los días, y a cada momento te recordaré a ti y recordaré que esto lo hago por ti.

Tu y yo fuimos como el sol y la luna, claramente tu eras el sol, ya que todo a lo que le dirigías tu mirada lo iluminabas, ambos estábamos en el mismo cielo, pero ninguno de los dos podría juntarse con el otro, o al menos no en esta vida, aunque tuvimos nuestros momentos donde podíamos juntarnos y llegábamos a ser un hermoso y perfecto eclipse 


Te buscaré amor, prometo encontrarte en mi otra vida, lo prometo




<< -Te buscaré, no puedo prometerte que te encontraré, pero te buscare hasta en el último lugar de este mundo, y si no te llegase a encontrar y el tiempo se nos acabara, no te preocupes, pues te buscare en mis otra mil vidas- >> 


--Editado--

yyy fin...

Cuando el cielo se pinte de azul¡En físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora