Abrí los ojos lentamente y sentí el mundo caer sobre mis hombros.
Aquí estaba, otra vez en esta habitación.
Las cuatro paredes blancas donde alguna vez el y yo bailamos. Sin mi permiso las lágrimas comenzaron a brotar.
-...No- Susurré y mi voz no salia igual que siempre, esta vez estaba rasposa, dolida
Apreté mis puños y sentí dos hilos interponerse en la palma de mi mano.
Subí mi mano hasta mis ojos para descifrar que era aquello y los hilos de la pulsera colgaron de ella.
Quité la pulsera de mi mano y la puse en mis labios depositando un beso en ella.
-Vuelve-Hablé a la nada -Por favor-
Para este punto mi corazón ardía inmensurablemente, mi alma gritaba y mis ojos derramaban aquella felicidad que alguna vez el me había traído.
Me hice un ovillo en medio de las sábanas.
No me sentía bien, no lo estaba.
Spoke se había llevado esas ganas de vivir que yo tenía, se había llevado el querer explorar más y más acerca de él para seguir descubriendo que secretos y cosas increíbles escondía en el centro de su ser.
Solté un sollozo involuntariamente y me regañé por ser tan débil.
Quería no sentir, quería que no doliera, quería que esa culpabilidad se fuera, quería no sentirme sola, quería ver la esperanza de la vida.
Pero no había nada, todo a mi al rededor se había convertido completamente negro, el aire era tan pesado que respirar costaba tanto que daba ganas dejar de hacerlo.
Intenté sonreír para probarme a mi misma que no estaba tan mal como creía, pero al intentarlo su sonrisa fue lo único que me llegó a la mente, rompiéndome así el corazón un poco más.
El sonido de los nudillos en la puerta se hicieron presentes.
-Puedo pasar- El rostro de Amy agachado se asomó por el otro lado
Me giré dándole la espalda, tratando de ignorarle
Amy entró y detrás de ella estaban Mark y Destry
-¿Como estás?- Preguntó Mark mientras se sentaba en la orilla de mi camaSonreí falsamente y resoplé -Como estarías si te quitaran lo que más amas-
Mi voz salió un hilo
-Está bien- Destry interrumpió y tomo mis manos
-Lo sentimos mucho- Amy se acercó a la cama
Asentí
-La Señora no llama Easter- Mark negó
-Hija de puta-
-Tranquila- Habló Amy quien parecía entender todo a la perfección y no mostraba ninguna pizca de dolor.
Esa no era mi mejor amiga, o al menos no la de meses atrás, no era la que lloraba por todo y reía a carcajadas.
La Amy de ahora se mantenía seria, y no se doblegaba ante los sentimientos de los demás
-Yo me quedaré con ella- Dictó ella misma -Ustedes vayan adelantándose-
Mark y Destry me dieron un último vistazo y salieron de la habitación
-¿Donde está?- Pregunté
-Lo tienen junto con los demás, en la tarde los enterraremos-
-Mierda- Mis ojos comenzaron a arder
-..Ya..- Se sentó a mi lado en la orilla de la cama y acarició mi espalda con su mano
-¿Que me hicieron?-
-¿Eh?-
-Joder Amy, lo último que recuerdo es que Mark me cargó y luego aparecí aquí-
-Enfermería llegó, te sedaron-
Asentí lentamente
-Hay que ir Easter-
-¿Le tengo que ver la cara a quien mando a matar a Spoke?, ¿enserio?-
-Lo siento- Agachó su mirada
Suspiré pesadamente y retiré mis lagrimas -Acabemos con esta mierda Amy-
Intenté ponerme de pie y la herida de mi pierna se hizo presente haciéndome tambalear
-Estas vendada pero no curada- Ella me dio su brazo como apoyo y lo tomé
-Gracias-
A paso lento salimos de la habitación y entramos al mismo salón donde lo elegí.
Prometí mantenerlo cerca de mi y a salvo, no pude salvarlo, le fallé, no pude mantenerlo con vida.
Usualmente eramos cincuenta personas en el internado, pero esta vez al entrar al salón solo quedaban dos mujeres y siete hombres.
-Los demás-
-Los demás dieron su vida para ganar- Amy completó mi oración
Volteé a los costados y todos dirigieron su vista hacia mi, seguido de eso la bajaron.
Muchos estaban heridos, incluso no tenían alguna que otra extremidad, estaban quemados.
Uno de ellos se acercó corriendo hacia nosotras y se puso de rodillas frente a mi, haciéndome ahogar un gritito de sorpresa
-Gracias- Susurró con la frente pegada al piso
Volteé a ver a Amy con confusión a lo que ella se encogió de hombros
-Salvaste a mi hermana, sin el comandante y sin ti no lo hubiéramos hecho- Alzó su mirada hacia mi y me vio como si fuera un ángel
Sentí lástima por él, era Robin, debajo de todo ese tizne que había tomado en campo de batalla, ahora ya bañado y curado no se parecía tanto.
Robin no merecía verme así, ni el ni nadie, yo no era su ángel, yo no era la salvadora, mucho menos una Diosa.
-Ponte de pie- Susurré intentando mantener mi voz sin que se quebrara
-Si mi Señora- El término por el que me nombró me revolvió el estómago y negué
-Lamento que tu hermana y tu hayan tenido que pasar por eso- Sinceré
El negó -Siempre a su lado mi comandante-
Las puertas del salón se abrieron de par en par rompiendo nuestra plática y dejando al aire un denso silencio.
Sus tacones fueron lo único que sonó haciendo mi corazón latir más rápido y logrando alterar mis sentidos al momento.
Ella entró al salón y la odié al instante.
Ella entró al salón impecable como siempre.
Ella entró al salón con sus típicas gabardinas y su peinado bien echo.
Ella entró al salón con sus estúpidos vestidos pegados, tan arreglada como si estuviéramos de fiesta y no de luto, como si esto fuera algo que deberíamos celebrar.
Ella entró al salón con ese rostro inexpresivo y esa mirada tan seca.
Ella entró al salón como si nada hubiese pasado.
-Niños míos- Habló y fue un dolor de cabeza para mi-Los preparé toda su vida para esto, no fue mi culpa que no esperaran lo peor- Su voz demostró falso dolor
Cállate
-Perdimos a muchos, pero ganamos fuerza- Levantó su mano hacia nosotros y nos echó una rápida a todos
Cállate
-Ganaron- Con un toque de asombro pronunció
Cállate
-Las muertes no fueron en vano, entiendan eso, sus compañeros estarían orgullosos de ustedes-
Spoke no lo estaría
Basta
La sangre comenzó a hervirme y las lágrimas amenazaron con comenzar a salirNo era justo, no era justo que ella se viera tan bien cuando nosotros luchábamos por que nuestro corazón bombeara sangre una vez más.
--Editado--
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Cuando el cielo se pinte de azul¡En físico!
LosoweMordge, mujeres que se hacen notar por donde pasen, personas que vienen del olimpo y lucen como Diosas por herencia, una bendición que muchas querrían tener, ese cabello azabache, ojos grandes color esmeralda y un cuerpo envidiable, si, una bendició...